A veces nos vemos en la obligación de cambiar nuestra marca por distintos motivos, ya sea para “limpiar” nuestra imagen por alguna pequeña crisis inherente a la empresa, un cambio fiscal o legal. Puede ser para ajustar la marca a un cambio de misión de la empresa; bien porque no nos sentimos identificados con ella; bien para desvincularnos de una franquicia o simplemente porque nos apetece refrescar nuestra imagen empresarial.
Es importante saber primero que el registro de nuestro negocio se puede realizar través de un nombre comercial, un dominio o una marca; tres conceptos distintos pero ligados todos ellos a la proyección de una imagen corporativa que en este caso, pretendemos cambiar.
A tener en cuenta…
Sopesa bien tu decisión
Estudia el impacto de la misma, haz un análisis de cómo calaría entre tu público objetivo, el nombre, el tipo de imagen, los colores corporativos, las fuentes elegidas, etc. Ten en cuenta que el cambio de marca siempre es una decisión trascendental y que en el terreno marketiano no se recomienda cambiar la marca a no ser que sean por motivos de peso ya que es el activo más valioso de nuestra firma. Dar marcha atrás no es cuestión fácil por lo que piensa bien esta decisión. Evidentemente, sea por el motivo que sea, antes de un cambio de marca, conoce bien todos los pros y contras que conlleva tu decisión.
Implanta de manera progresiva tu nueva marca con firmeza y sin pausas.
Lo ideal es que el cambio e implantación del nuevo diseño se aplique de una vez en todos los elementos posibles: merchandising, packaging, newsletters, página web, tarjetas de visita y demás elementos gráficos.
Trabaja de manera paralela con la anterior marca
No es necesario que elimines el nombre de la marca antigua de golpe. Mantenla y aprovecha bien la base comercial y de contactos que te ha aportado a lo largo de todo este tiempo que para ir haciendo el traspaso sin agobios.
Informa a clientes y proveedores
Procura tenerlos informados, manteniendo en segundo plano el anterior nombre hasta que la sociedad se haga con tu nueva marca. Si tienes personal a tu cargo, obviamente, debe conocer con suficiente tiempo de antelación esta decisión para que se conviertan en los mejores prescriptores del cambio y lo comuniquen también en su entorno. Todo, con una visión optimista y positiva.
Evita confusiones y sé directo
Emplea varias formas para realizarlo, mediante una llamada telefónica, newsletter, email, con un café, con una fiesta, organizando una cuenta atrás en redes. Pero siempre explicando la fecha de cambio del nombre. Concede notoriedad al cambio de marca y comunícaselo uno por uno a todos tus clientes. La ocasión lo merece.
Para Web y correos electrónicos
Ten presente redireccionar a la nueva dirección toda la información necesaria, así como correos entrantes que llegarán durante unos meses a la antigua dirección. Para redes sociales, cambia el nombre y adapta el nuevo diseño.
Agota todo el material de papelería que tengas de la antigua marca
Pero una vez inicies la nueva firma, al menos en las comunicaciones oficiales offline y online, envíalas con la nueva imagen.
Otros consejos
Si optas por una marca basada en un logotipo, intenta cambiar el diseño por uno abstracto, que no confunda ni cree conflictos con el tipo de producto o servicio con el que se le vincula.
Conserva los rasgos que te identifican y cambia la marca hasta configurar y estar orgulloso de tu nueva marca.
Crea una buena estrategia de comunicación haciendo ver a tus clientes, proveedores, sociedad, etc. que el cambio de marca es por un motivo más que positivo.
Baraja el tiempo y dinero que puede llevar el cambio de marca. El rediseño se puede hacer de manera rápida o puede tomar meses. No te precipites y estudia bien la inversión en materia de comunicación y publicidad.
Si tu empresa no está posicionada, establece el cambio de imagen porque no tendrás problemas. Si está ya posicionada, establece todas las pautas anteriormente descritas y …¡a triunfar con tu nueva marca!