Al principio, solemos pensar que lo difícil es comenzar a trabajar por cuenta propia, crear una empresa. Sin embargo, lo verdaderamente complicado es lo que llega después: crecer con ella.
No siempre es sencillo saber reconocer cuando debemos delegar para que nuestro proyecto funcione. Y, cuando por fin entendemos que necesitamos una mano extra, ocurre que no tenemos ni idea de por dónde empezar.
Si estás en esta situación, puedes dormir tranquilo porque, por suerte, este es uno de esos problemas que puede solucionarse con paciencia y un poco de metodología.
Para empezar, debes decidir qué tipo de ayuda necesitas y cuál es la viabilidad. En el caso de que estés comenzando y tus ingresos sean fluctuantes y limitados, recuerda que la contratación no es la única fórmula.
También puedes buscar a colaboradores freelance, que te permitiesen dar un paso atrás en el caso de que fuese necesario. Una vez que tengas clara cuál es la modalidad que mejor se ajusta a tus necesidades, simplemente debes seguir los siguientes pasos:
Anuncia la oferta
El primer paso es promocionar la demanda en todos los canales que tengas a tu alcance: portales de empleo, redes sociales de la marca, blog y página web, etc.
Cuanto más visible sea tu oferta, más posibilidades tendrás de que el candidato perfecto se fije en ti.
Describe el puesto detalladamente
Esta tarea parece muy sencilla, pero en la mayoría de ocasiones no se realiza adecuadamente. En la descripción tenemos que explicar las funciones que se van a desempeñar, los requerimientos que debe cumplir el candidato y el precio que estás dispuesto a asumir por ello.
Piensa bien en las exigencias del puesto: desde las habilidades personales hasta la formación. Una buena descripción evitará que se presenten a él perfiles que en realidad no tienen nada que ver con lo que necesitas. Esto te facilitará la selección posterior.
Haz una criba rápida
Aunque te hayas esforzado mucho en explicar correctamente el empleo, lo más probable es que acuda a ti algún que otro “despistado” para probar suerte.
Si es así, que no te tiemble el ratón a la hora de descartarlos. En este momento de la selección también puedes tener en cuenta otros factores para eliminar sin esfuerzo a esos perfiles que no te interesan.
Por ejemplo, si el redactor que estás buscando tiene faltas de ortografía en su correo electrónico ya sabes que no es la persona idónea.
Realiza una selección más minuciosa
Este punto es algo complejo, ya que exige tiempo y una buena organización. Lo más aconsejable es crear una tabla en Excel en la que resumamos los puntos fuertes y débiles de cada perfil.
También es recomendable incluir una clasificación numérica provisional (teniendo en cuenta estas características) y los datos personales. De este modo, podremos localizar rápidamente cuáles son los mejores candidatos y ponernos en contacto con ellos.
Por supuesto, si te lo puedes permitir lo mejor es contar con un software en la nube de recruiting que te permita filtrar a los candidatos en función de distintos criterios o incluso de pruebas que vayan haciendo online.
Entrevista a los mejores perfiles
Reunirte con las personas que consideras más adecuadas para el trabajo te ayudará a conocer algunos aspectos que se quedan fuera del currículum.
Haz preguntas que te permitan saber más sobre la actitud, el carácter personal, el sentido del humor, etc.
Ten en cuenta que para formar un buen equipo hace falta algo más que la formación correcta. Intenta encontrar en tu candidato aquellas habilidades en las que tú cojeas. Así, podréis complementaros mejor.
Pide una prueba
Aunque en determinados casos el portfolio es suficiente, si no estás seguro o tienes dudas entre 2 candidatos, puedes hacer una prueba en igualdad de condiciones.
Esto resulta muy útil, sobre todo, en empleos creativos o artísticos. No obstante, debes ser responsable y no aprovechar este trabajo en beneficio personal.