Aunque en algunos medios se comienza a hablar de brotes verdes, la realidad económica para muchos parece ser otra.
Según los datos publicados por organismos oficiales en enero del presente año, más de 45.000 empresas han entrado en quiebra llegando a concurso de acreedores, durante el período de mayor azote de la crisis desde el 2008.
Ante estas cifras, cuesta creer las afirmaciones de algunos medios de comunicación que anuncian el fin de la crisis.
Sin embargo los números no mienten, y estos estudios también nos ofrecen resultados que demuestran que la economía española ha iniciado un nuevo crecimiento desde el 2015.
Los procedimientos concursales se han reducido en un 21% con respecto al año anterior, el consumo se está recuperando y las inversiones han ganado terreno en los últimos tiempos.
¿Por qué una empresa entra en crisis?
Muchas pueden ser las causas que han llevado a las empresas a encontrarse en una situación tan extrema. Teniendo en cuenta los números anteriores, es importante detallar que el 30% de las 45.000 empresas entradas en quiebra durante los años de estudio, pertenecían al sector de la construcción, esto es 1 de cada 3.
Le sigue la industria manufacturera con un porcentaje de concursos del 19%, y por último también destacan los sectores de comercio y distribución.
Cuando ocurre algo así en la economía de un país, no se le puede achacar la culpa a una sola causa, sino que por el contrario, suelen ser varias y encadenadas.
El crack de la burbuja inmobiliaria, el alto nivel de endeudamiento y el bloqueo repentino de la Banca a los créditos, pueden ser algunos de los motivos propios de esta situación.
¿Es posible salvar un empresa en crisis?
La mayoría de las empresas cuando llegan a una situación concursal, prácticamente ya poco se puede hacer por ellas, seguramente porque sus gerentes, esperando el milagro que no llega,han tardado demasiado en declarar esta realidad, llegando a un punto de no retorno, que de adelantarse en el tiempo, podría tener otro final.
La consecuencia es su liquidación y posterior desaparición.
Existen muchos factores que pueden llegar a ser determinantes a la hora de prever una posible recuperación, pero hay dos de ellos que destacan sobre los demás:
El nivel de endeudamiento…
Si nos envuelve la crisis, cuanto menor sea nuestro nivel de endeudamiento, mayor capacidad tendremos de afrontarla y superarla. Esto es una realidad a todos los niveles y más en el caso de una organización.
Si una empresa pasa por malos momentos pero su balance se mantiene relativamente sano, existe la posibilidad de acudir a fuentes de financiación en busca de liquidez que solventen la situación.
Aunque las entidades bancarias se muestran bastante reacias a las operaciones de refinanciación, si se presenta un buen plan de negocio en el que se atisben posibilidades de recuperación, puede llegar a ser la solución para salir de la crisis, aunque hay que tener en cuenta que las condiciones que tendremos que soportar (comisiones, gastos, tipos de interés…etc), serán bastante más rígidas y altas que en cualquier otra situación.
La capacidad de adaptación…
Seguramente todos conocemos a alguna empresa metódica que lleva a año tras año aplicando las mismas rutinas de trabajo simplemente porque funcionan. Y está bien, pero ¿Qué ocurre cuando vienen nuevos tiempos, mercados y tendencias? Pues pueden suceder dos cosas:
1- Actitud positiva
Que la empresa se adelante a los nuevos tiempos preocupándose por innovar, reciclarse y en definitiva adaptarse. Este sería el caso de aquellas organizaciones que optan por no esconder los errores sino que por el contrario, eligen sacarlos a la luz y compartirlos con sus trabajadores, para entre todos buscar una posible solución. Esta conexión y compartición de conocimiento, es lo que se conoce como liderar y no dirigir.
2- Actitud negativa
Sería el caso de aquellas empresas que eligen echarle la culpa a los tiempos o a los demás agentes del mercado, no haciéndose cargo de su propio protagonismo. Se dejan llevar por la corriente y por la comodidad de hacer lo de siempre, justificando los malos resultados con el entorno económico actual de una forma pasiva.
¿Qué alternativas tiene entonces una empresa en crisis?
Además de acudir a las clásicas entidades financieras tradicionales ya comentadas con anterioridad, existen otras opciones a las que dirigirse una vez dada la situación:
Otras fuentes de financiación
Crowdfunding, Crowdlending, Business Angels o Sociedades de Capital Riesgo
Todas ellas son fuentes de financiación que se han visto incrementadas en tiempos de crisis y gracias a las cuales se han llevado a cabo multitud de proyectos, que habían sido rechazados por las clásicas entidades bancarias.
Los Business Angels o Sociedades de Capital Riesgo, son inversores profesionales que han incrementado su cuota de mercado en tiempos revueltos, participando en múltiples iniciativas, no solo económicamente, sino que también suelen involucrarse personalmente en los proyectos por los que apuestan.
Suelen ser inversiones de alto riesgo pero con grandes expectativas de crecimiento. Una empresa en crisis con un eficiente plan de rescate, podría encajar en este perfil.
Vender una parte o la totalidad de la empresa
Existen empresas, que aún sufriendo severas crisis, si las personas que las adquieren tienen la capacidad, conocimiento y medios necesarios, pueden conseguir perfectamente su reflote hasta convertirla en rentable de nuevo.
¿Cuáles serían las oportunidades para la empresa de vender una parte o la totalidad del capital social a inversores externos?
Como comentamos anteriormente, cuando se produce la compra de una empresa, ya sea en parte o en su conjunto, muchos son los beneficios que se pueden obtener de esta operación:
- Obtener capital nuevo con experiencia y conocimiento del sector
- Conservar personal con talento que de otra manera irían abocados al desempleo
- Adquirir maquinaria de calidad que nos haga ser más competitivos en nuestro sector
- Mezclar el Know How interno con el procedente de los nuevos inversores
- Crecimiento de infraestructuras en el caso de que el comprador sea otra empresa
- Salvar la marca y reputación de la firma