Hace unas semanas planteábamos en Infoautónomos una de las principales dudas que tiene un autónomo cuando comienza a desarrollar su desempeño profesional, y que no es otra que la de cuánto cobrar por su trabajo.
En conclusión al anterior post publicado, sacaba en concreto la necesidad de valorar aspectos como:
Aprender a trabajar y pensar como empresa y no como particular. Queda claro que un autónomo debe de cambiar su punto de vista del dinero que, por ejemplo, obtiene un trabajador asalariado de una empresa. Aquí aparecen aspectos como las obligaciones del IVA y el IRPF, en contrapunto a la posibilidad de facturar cantidades variables mayores en función del trabajo.
Aprender a tarificar según lo que te reportará el proyecto. El profesional autónomo debe de ajustar bien las tarifas acorde a las circunstancias del mercado, sin obviar nunca las características del cliente (si es fiel y buen pagador, o todo lo contrario) y también lo que demanda y a qué precio, y pensando siempre en sus objetivos como empresa.
Aprender fidelizar clientes. Por encima del valor de la imagen de una gran marca, el freelance tiene en su mano la opción de sacar partido a su profesionalidad con un trabajo bien hecho y ganarse la confianza y fidelidad del cliente para futuros proyectos.
Además, de estos aspectos, otro de los temas que queda claro es que el trabajador autónomo debe de escapar de la tendencia instaurada del cálculo genérico de X euros la hora. Ya que a veces se gana dinero así y otras muchas no.
Ante estas ideas, hay que comenzar por remarcar que el precio trabajo se puede obtener mediante:
A) presupuesto cerrado
Ante la situación de plantear el presupuesto para un trabajo, el manual del buen profesional pasa por hacer una estimación objetiva del encargo y valorar los costes que este supone. Véase material, teléfono, desplazamiento y otros aspectos a considerar. Todo ello, deberá contraponerse con las horas de dedicación y la complejidad de la labor, a la cual habrá que añadirle el correspondiente IVA y el IRPF que a posteriori, deberá asumir el profesional autónomo.
B) En función del cálculo estimado de horas cerradas a una tarifa concreta.
Mientras, otra opción es la metodología de cobrar por horas cerradas, que posiblemente corresponde más a una gestión propia de una empresa grande con trabajadores asalariados, a los cuales, les atribuirá un precio/coste mucho más bajo de lo que un autónomo puede cobrar.
Aquí se marcará un precio por unas horas, más la posibilidad del coste de horas extras a una cantidad diferente y posiblemente al alza.
Así pues, partiendo del caso práctico, un autónomo te podrá hacer un trabajo por 20-25 euros la hora, mientras que la empresa te lo hará por 30-35€ y de ahí, saldrá lo correspondiente al asalariado, que en proporción, puede ser una cantidad de 10-15 euros o incluso menos. Todo ello viene vinculado a la posibilidad de otorgar el trabajo a una empresa grande, que muy probablemente lleve la negociación hacia grandes volúmenes de negocio y a la subcontratación de servicios a precios irrisorios.
Aunque estos datos son aproximados y nada tienen que ver con la realidad del amplio amalgama de ámbitos profesionales que existen por cuenta propia, nos damos cuenta que las empresas no tienen problemas en garantizar un margen considerable en sus trabajos con el fin de obtener la suficiente rentabilidad, mientras que el autónomo, en ocasiones, no valora suficientemente este precepto.
Este hecho no deja de abrir un debate respecto a la posibilidad de crear una tabla orientativa de precios abiertos que sirvan a los freelances y autónomos a desempeñar una labor bajo una orientación económica que no reviente el mercado y de paso, sin ser un elemento intervencionista, ayude mantener la competitividad de manera sana y fuera de conjeturas o artimañas que redondeen los presupuestos a la baja o la mala práctica de declarar parcialmente los trabajos.
Este problema se presenta a la hora de valorar tanto los costes como los posibles beneficios del trabajo, ya que al final, el objetivo es que nuestro cliente tenga un resultado final satisfactorio mediante un coste asumible, pero eso sí, nunca renunciando al beneficio que nos dará viabilidad empresarial para el futuro.
Con todo ello espero haber respondido a alguna de las dudas que se generan de forma habitual y os invito a que compartáis vuestras experiencias para ayudar a otros autónomos que se encuentran ante el dilema de cuanto cobrar en cada momento.