Existe una teoría desde hace más de 40 años llamada “roles de equipo de Belvin”, que afirma que un equipo eficaz está compuesto por ocho tipos de profesionales de diferentes perfiles”. A pesar de su antigüedad, a día de hoy muchas organizaciones la siguen aplicando.
Si nos encontramos en la etapa inicial de un negocio, lo más probable es que nuestro equipo, esté formado por menos de ocho personas, en este caso, un mismo miembro deberá asumir varios papeles.
Por cierto, recuerda también los errores más comunes que aparecen durante los trabajos en equipo para así poder evitarlos.
“La unión hace la fuerza”
Este debe ser el primer principio por el que debe regirse cualquier equipo, ya sea numeroso o exclusivamente de dos miembros.
Analicemos entonces los distintos perfiles….
El Líder/Coordinador de un equipo eficaz
Hasta hace poco esta figura era conocida como el dirigente o director, y aunque parezcan conceptos similares, sus funciones en el equipo son bien distintas.
Un director es una persona que simplemente dirige un proyecto siguiendo una hoja de ruta establecida, apenas participa y tampoco deja que otros lo hagan. Suelen trabajar por objetivos individuales que transmiten a las personas que forman parte de su equipo. No se valoran las actitudes ni aptitudes de los miembros de su equipo, y en cuanto se cumple el objetivo, se pasa al siguiente proyecto, independientemente de que las personas que lo lleven a cabo sean las mismas.
Un líder o coordinador es aquella persona que se mantiene activa y receptiva con todos los miembros de su equipo, delegando funciones, practicando la escucha activa y sobretodo aplicando estrategias de motivación que mantengan la actitud positiva del equipo.
El impulsor
Este tipo de perfil suele compartir ciertas características con el coordinador, ya que destaca por su dinamismo, energía y capacidad de superación ante posibles inconvenientes, sin embargo se diferencia del anterior en que le gusta contar con una figura por encima de él que ejerza el control del proyecto. Le suele gustar trabajar bajo presión y en ocasiones puede llegar a imponer su criterio por encima del de los demás.
El creativo
Es aquella persona innovadora, imaginativa y capaz de crear estrategias e ideas que no se le ocurrirían a ningún otro. Para cruzar una puerta es capaz de aportar multitud de posibilidades antes que hacerlo por el método tradicional.
Como punto débil, en ocasiones no escuchan las consideraciones de los demás centrándose en las suyas propias.
El observador
Un observador tiene un perfil inteligente, objetivo y pausado, no se altera con facilidad y es capaz de superponer y priorizar tareas según el grado de importancia ante situaciones comprometidas. Por otra parte no es un buen inspirador para el resto del equipo, no ejerce de influencer.
Suele tener un carácter introvertido y no expone su opinión a no ser que se la pidan.
El disciplinado
Como su propio nombre indica, se trata de una persona estable, confiable, conservador y eficaz en sus tareas. Su forma de sentirse cómodo, es siendo liderado por otro miembro que marque el camino a través de una guía, se puede decir que se trata de un profesional de mente cuadriculada que no se sale del libro. Sin embargo son increíblemente eficaces a la hora de estructurar procedimientos así como de llevarlos a la práctica.
El cohesionador
El cohesionador es aquel miembro que “cae bien” a todos los integrantes del equipo. Sociable, amable, diplomático, cooperador, practica la escucha activa con todo su entorno, sabe como reducir tensiones y darle la vuelta en positivo a los diferentes problemas que puedan surgir.
Su tarea fundamental es prestar atención, ayudar, apoyar, lograr que todo el mundo esté contento.
Como punto débil, son personas que no se definen ni se decantan por nadie y suelen reaccionar lentamente ante nuevas oportunidades.
El investigador
Muy parecido al anterior, extremadamente sociable presenta una capacidad increíble para hacer amigos, siempre ve el vaso por el lado lleno y es hiperpositivo. Su personalidad es comparable a la de una montaña rusa, ya que todo el entusiasmo que irradia en un principio, lo pierde fácilmente en cuanto pierde el interés por el proyecto.
Es un gran captado de talento y contactos.
El perfeccionista
El término ya lo dice todo, extremadamente perfeccionista, meticuloso, inquieto, exigente consigo mismo. Está dispuesto a hacer y dedicar las horas necesarias para que el proyecto concluya con éxito. Aprensivo, se preocupa en exceso y lleva muy mal el tener que delegar sus tareas en otra persona.
Aunque muchos de estos perfiles podrían ser asumidos por una misma persona, según esta teoría que ha cosechado diversos éxitos a lo largo de los años, todos y cada uno de ellos son necesarios para conseguir la máxima eficacia en un equipo.
¿Te sientes identificado con alguno?