El martes pasado el Pleno del Congreso aprobó la tramitación de la reforma urgente del trabajo autónomo que presentó hace unas semanas Ciudadanos. Desde entonces se ha hablado mucho de estas medidas, que comenzarán a aplicarse previsiblemente a partir de enero o febrero del próximo año. Las opiniones están divididas: ¿es un gran logro para los autónomos o solo migajas?
La difusión de la noticia en los medios y las redes sociales ha generado algo de confusión. Aunque durante los discursos de la sesión plenaria se habló de algunas de las reivindicaciones históricas de los pequeños empresarios, como la cuota progresiva en función de los ingresos, lo cierto es que solo se aprobaron las medidas de las que hablamos en este artículo, que eran las que estaban contempladas en la proposición de ley. Podemos resumirlas en estos cinco puntos:
- Ampliación de la cuota reducida de 50 euros a un año.
- Flexibilidad en las multas por el retraso en los pagos a la Seguridad Social.
- Mayores beneficios por maternidad y paternidad.
- Adaptación de las altas y bajas a los días naturales.
- Deducciones en el IRPF de los gastos del vehículo y de los suministros de agua y luz.
Sin duda, estos cambios son una buena noticia para los autónomos, pero la reforma no es suficiente. Y es que fuera del acuerdo se han quedado algunas reivindicaciones históricas del colectivo.
¿Qué carencias tiene la nueva Ley de autónomos?
Hay cuatro medidas que los autónomos exigimos desde hace mucho tiempo y que resulta especialmente sorprendente que no formen parte por el momento de la reforma:
- Una cuota progresiva a la Seguridad Social, con múltiples tramos, que nos permita pagar en función de lo que ingresamos. El sistema actual beneficia solo a los autónomos con un volumen de facturación elevado, que pueden cotizar por la base mínima a pesar de que ganen mucho más. Mientras tanto, los pequeños autónomos tienen que hacer frente a un gasto fijo de más de 260 euros al mes, incluso en períodos de escasa facturación, como las bajas por enfermedad o las vacaciones.
- La equiparación de derechos entre los trabajadores autónomos y los asalariados. Y es que la brecha entre los dos colectivos es cada vez más grande en aspectos como la jubilación o las bajas.
- Medidas para fomentar la consolidación de los negocios. En el paquete de reformas aprobado se incorpora la ampliación de la tarifa plana, pero se trata de una acción para promover el alta de más trabajadores autónomos. Sin embargo, la mitad de las pymes españoles cierra antes de cumplir los 5 años de vida. Es decir, que hacen falta más ayudas para que los negocios puedan despegar.
- La regulación de los autónomos dependientes (Trade), que ya han solicitado en numerosas ocasiones las distintas asociaciones del colectivo debido a que se trata de una figura recurrente en muchas empresas.
¿Conseguiremos estos cambios?
Aunque por el momento la nueva ley de autónomos recoge únicamente cinco medidas de aplicación urgente, se ha formado una Subcomisión en la Comisión de Empleo del Congreso de los Diputados que va a estudiar una reforma completa del Régimen Especial del Trabajador Autónomo (RETA).
Ese grupo ya ha afirmado que analizará la propuesta de eximir del pago de la cuota a los autónomos que no superen el salario mínimo interprofesional. Además, también debatirá otras tres medidas:
- Una mayor flexibilidad en las cotizaciones de los autónomos que trabajen a tiempo parcial o de forma esporádica.
- La compatibilización de la pensión por jubilación con el trabajo autónomo, algo que ya se permite con el cobro del paro.
- La equiparación de las prestaciones entre los autónomos y los asalariados.
Faltará por ver si también se suman a estas propuestas las que comentábamos en el apartado anterior y, especialmente, la de la cuota progresiva, una medida que fue muy comentada durante la campaña electoral.