Hoy, Día Internacional de la Mujer, la figura de la trabajadora autónoma merece especial dedicación. En las próximas líneas abordamos la situación de la mujer en el tejido empresarial español, sus éxitos y los desafíos que aún tiene por delante.
La trabajadora autónoma acorta distancias con el trabajador autónomo
Si bien es cierto que conforme apunta el último Estudio Nacional del Autónomo (ENA), la mujer emprendedora representa el 36,5% del empleo autónomo, su ritmo de crecimiento es mayor que su sexo opuesto.
El pasado año el ritmo de creación de empleo autónomo femenino fue más de un punto superior al de los hombres (2,4 % frente 1,1 % interanual) y a término de 2018, de los 49.986 nuevos afiliados al Régimen de Autónomos (RETA), más de la mitad fueron mujeres, en concreto, un 55,3%. El índice de Espíritu Empresarial Amway (AESI) también viene a dar buenas noticias y apunta a que la intención emprendedora de la mujer es seis puntos mayor que en la edición anterior, frente a los cuatro puntos que ha escalado la intención emprendedora masculina.
El hecho de que el número de mujeres crece en España más que el de hombres hace que la brecha de género en el emprendimiento se estreche año tras año.
Además, la mujer autónoma protagoniza la recuperación económica. Según la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), mientras que el número de autónomas ya está en signo positivo, aún hay 208.849 autónomos varones menos que en mayo de 2008. Específicamente, el RETA registra 52.878 autónomas más que antes de la crisis económica, una cifra que supone un crecimiento del 4,8%.
Hacia el liderazgo en la empresa familiar
El relevo generacional en las empresas familiares también lo protagonizan mujeres. Según el informe Factores de competitividad y análisis financiero en la empresa familiar publicado en 2018 por el Instituto de la Empresa Familiar, la presencia femenina en los órganos asociados a la dirección y gobierno de la empresa es aún tímida pero palpable. El 28,8% de los directivos son mujeres. En promedio, el 31,9% de los consejos de administración de las empresas familiares cuenta con alguna mujer.
Networking femenino
Los programas de emprendimiento femenino y las redes profesionales son una constante en el actual panorama de la mujer empresaria. Especial protagonismo tienen las iniciativas para compartir, crecer y ampliar contactos y formación siendo un claro ejemplo de ello la red profesional Womenalia. En este sentido, la organización grupal impacta de forma positiva en los negocios de mujeres autónomas.
Difícil acceso a la financiación
Pero no todo son hitos. La mujer autónoma continúa haciendo frente a barreras de emprendimiento como por ejemplo el acceso a la financiación. El 77% de las mujeres autónomas consideran este elemento como un freno al autoempleo frente al 64% de colectivo de hombres autónomos.
Conciliación laboral: la eterna lucha
Aunque muchas autónomas se lanzan al autoempleo en busca de la conciliación laboral la realidad es que ésta no es tan fácilmente alcanzable presentando diferencias sustanciales respecto a los derechos de las trabajadoras asalariadas. Por su propia naturaleza de trabajadora por cuenta propia, la madre autónoma no tiene derecho a permiso de lactancia remunerado ni a reducción de jornada derivada.
Especial mención merece el hecho de que las madres autónomas siguen a a la espera de poder acogerse a la tarifa plana durante un año después de la maternidad sin necesidad de cesar la actividad tras el disfrute de la baja.
Pese al compromiso adquirido por el Ministerio de Empleo al término de 2018, la realidad es que la medida continúa inamovible y todas las autónomas que por motivo de maternidad, adopción o acogimiento quieran beneficiarse de una cuota reducida de 60 euros durante un año tendrán que cesar la actividad en Seguridad Social y Hacienda y reincorporarse a la misma hasta dos años después de la maternidad.
Incluso el Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación, en su artículo 7, confirma la obligación de cesar la actividad para beneficiarse de la medida.
El camino de la mujer autónoma no es precisamente de rosas, sin embargo, pese a las condiciones a veces adversas marcha con paso firme. Por delante, tienen retos a los que enfrentarse con tesón, valentía y motivación, los valores del emprendimiento.