La multiplicidad de tareas que realiza un empresario por su cuenta le convierte, a la fuerza, en un “experto” en muchas materias para las que no se ha formado previamente, y a las que probablemente nunca había pensado dedicar su tiempo. Facturación, contrataciones, seguros, alquileres, impuestos… Y una vez alcanzado el éxito, esto suele ir emparejado con una necesidad de crecer para consolidar el negocio iniciado y mantenerse en el mercado.
Pero, aunque las horas de la jornada de la mitad de los autónomos se alarguen a 10 o más, como muestra el Estudio Nacional del Autónomo (ENA) publicado por Infoautónomos y la Universidad de Granada (UGR), el buen hacer de una persona sola no es suficiente en el momento de encarar este proceso de crecimiento y será necesario recurrir a otros recursos externos de confianza que lo hagan posible. Un buen punto de partida será conocer el valor de nuestro negocio mediante una valoración de empresa para disponer de una cifra aproximada que sirva para poner en relevancia lo que tenemos ante un posible nuevo inversor, si pensamos en pedir un crédito para expandirnos o si lo que deseamos es traspasar o vender nuestra empresa.
Los grandes bancos de inversión internacionales (JP Morgan, Morgan Stanley, Goldman Sachs…) son los encargados de realizar las operaciones de fusiones y adquisiciones de las empresas de notable entidad. Se trata de procesos largos y complejos y por su valoración cobran unos ostentosos honorarios, sin duda fuera del alcance de cualquier pequeño empresario. Sin embargo, existen otras valoraciones de empresas, como las que ofrecen marcas como eInforma, con las que poder tener una cifra que nos oriente ante alguna de estas situaciones, de forma sencilla, a través de Internet, con unos costes mucho más bajos.
¿Y cómo usar las valoraciones de empresa si lo que quiero es comprar?
También se puede plantear que los beneficios generados en nuestra actividad nos coloquen en la situación de poder crecer a través de la compra de alguna compañía. En este caso podremos utilizar la valoración de empresas para hacernos una idea sobre cuánto nos costaría adquirir aquellas que nos parecen más interesantes. A la luz de las cifras el proyecto puede seguir para adelante, concretarse en alguna de ellas y tantear el mercado para ver su viabilidad.
Se trata de valoraciones que están realizadas por profesionales con más de 15 años de experiencia. Para su ejecución tienen en cuenta el valor actual de los beneficios brutos y analizan la situación de la empresa comparándola con la evolución del sector al que pertenece. Esto nos permite saber tanto si la compañía en cuestión está obteniendo unos buenos resultados como si estos resultados están en línea, son mejores o peores que los de la media de su sector.
Sin embargo, antes de embarcarnos en una aventura tan importante, es necesario que vayamos más allá y tengamos una visión general amplia de cómo se comporta y de las estimaciones que se manejan para la evolución del sector o los sectores en los que nos movemos y, también, de las perspectivas de las zonas geográficas que abarcamos.
Como dice la célebre frase “no envié mis naves a luchar contra los elementos”, (que ha perdurado en el acervo popular versionando las palabras de Felipe II tras la derrota de la Armada Invencible a manos de los ingleses) podemos contar con una idea de negocio imbatible, partir con las mejores herramientas, pero si las circunstancias en los mercados se tornan contrarias será mejor mantener las velas izadas y esperar que escampe.
Las valoraciones de empresas no son útiles solo cuando estemos pensando en ventas, compras o fusiones de compañías, o en la incorporación de socios a su accionariado, también tiene sentido solicitarlas cuando se crea una nueva línea de negocio o se realizan transmisiones patrimoniales.