Hoy no venimos a hablar de medidas económicas, de Reales Decretos, del impacto sobre autónomos y pymes, en definitiva de los aspectos negativos de esta crisis del COVID-19. Hoy, con ese telón de fondo, queremos hacer un ejercicio de resiliencia, de optimismo, de unión, de fuerza, de agradecimiento, de homenaje.
Esta crisis está sacando algunas carencias y necesidades de mejora pero también lo mejor de muchos; como de autónomos, pymes y grandes empresas que han demostrado estar en las duras y en las maduras.
Estas líneas son para quienes se han reinventado en su lucha contra el COVID-19; para las numerosas empresas del sector calzado repartidas por toda la geografía española que se han dispuesto a crear mascarillas; para las fábricas textiles ( y también no textiles) que han pasado de confeccionar prendas de boutique a batas sanitarias. O algunas empresas automovilísticas que ponen la sexta marcha para fabricar respiradores.
No nos olvidamos de los hosteleros que han puesto a disposición de enfermos sus alojamientos haciendo de ellos hoteles medicalizados; de los profesionales de la sanidad, jubilados autónomos, que vuelven a ponerse en primera línea de batalla.
Qué decir de las gasolineras y estaciones de servicios que ofrecen un café caliente a los transportistas en una caravana que funciona a modo de autoservicio; de los autónomos y las pymes que donan material sanitario; de las fábricas de perfumes que han pasado de las fragancias a los geles desinfectantes; de los muchos profesionales digitales que lanzan infoproductos gratis para otros autónomos confinados en casa.
Tampoco queremos dejar de acordarnos de los autónomos de aquellas actividades que son esenciales como la alimentación. Comercios de ultramarinos, fruterías, panaderías, farmacias que trabajan, exponiéndose, para surtirnos de lo indispensable; que se solidarizan con los más vulnerables, nuestros mayores o personas con discapacidad, a los que sirven a domicilio.
Y lo indispensable en los hogares y en los hospitales no estaría a nuestro alcance si no fuera por los autónomos y las pymes transportistas, los únicos que circulan en nuestra carretera por la mejor de las causas y sin opciones para comer un plato caliente.
Es imposible abarcar en estas líneas todos y cada uno de los casos que demuestran la implicación y solidaridad del sector privado en esta crisis, desde los más grandes hasta los más pequeños, a pesar de haber sido duramente golpeados por los efectos económicos de esta pandemia.
Estas sentidas líneas son un GRACIAS por tanto valor añadido.