Las páginas webs se han convertido en la representación virtual del negocio y, por lo tanto, en el nuevo punto de encuentro con los clientes. Aquí, el proceso de venta ya no depende del vendedor ni del espacio físico, sino de la web. La experiencia de usuario se convierte en esencial para retener a los visitantes y aumentar las ventas.
Es indudable que las tendencias del marketing pasan cada vez más por la satisfacción del cliente digital y por eso, hoy vemos cómo puedes mejorar tu negocio online cuidando la UX (User Experience).
Qué es la experiencia de usuario
En un contexto de digitalización, la experiencia del cliente a través de la pantalla se transforma en un elemento clave. Y es que la presencia online de los negocios se ha convertido en imprescindible durante estos últimos meses.
Pero tener una web ya no es suficiente, tiene que ser un espacio pensado para la comodidad y la funcionalidad de quien la visita. Es aquí donde entra en escena la experiencia de usuario (UX), que supone poner el foco en cómo el potencial cliente navega y experimenta las interfaces online de compra o de visibilización.
Para ello se combinan distintos aspectos del marketing, como son el diseño, la estructura, la técnica y factores psicológicos y emocionales. Todo esto forma un engranaje que consigue potenciar y mejorar los resultados de tu web y, por lo tanto, de tu marca.
Una buena experiencia de usuario mejorará el ratio de conversión, optimizará los recursos invertidos en tiempo y estrategia y ayudará a transmitir una imagen de profesionalidad y confianza.
Además, uno de los grandes problemas en las páginas webs es la alta tasa de rebote. Una buena experiencia la disminuye considerablemente.
Cómo enfocar la estrategia web hacia tu cliente digital
Tu cliente digital tiene que ser el protagonista de tus canales online. Para ello hay que tener en cuenta algunas claves básicas para retenerlo y mejorar su experiencia de visita o de compra. Veamos cuáles son los principales factores que puedes trabajar.
Estructura
La estructura de la web tiene que ser sencilla, intuitiva y muy clara. Cuantos menos pasos haya que dar, más fácil será que la persona finalice el camino que hemos preparado para ella. Añadir un buscador es una buena forma de que el cliente encuentre más rápido lo que está buscando.
Diseño
Un buen diseño además de bonito tiene que estar alineado con la marca y ser coherente en todas las secciones de la web. Además, es imprescindible que sea responsive para que se adapte a cualquier dispositivo.
Legibilidad
Todo lo que el usuario se encuentre tiene que poder leerse correctamente. Hay que alejarse de las tipografías demasiado enrevesadas, de la falta de contraste que dificulta la lectura o de los menús desplegables kilométricos. Facilita el camino indicando claramente hacia dónde hay que dirigirse.
Tiempo de carga
La parte técnica es esencial. Una web lenta perderá muchas visitas. La paciencia no tiene cabida en la UX y afectará directamente al posicionamiento.
Interacción
No hay que olvidar que detrás de la pantalla seguimos buscando personas y por eso la interacción tiene que estar presente. Tanto si se trata del servicio post venta o a través de redes sociales, cuidar la atención al cliente forma parte de la experiencia de usuario.
La UX no es otra cosa que tener en cuenta las necesidades y expectativas de los clientes digitales. En definitiva, lo que hacemos es traspasar las mismas demandas de siempre a los nuevos canales online de comunicación y venta: una información clara y precisa, procesos rápidos y ágiles e indicaciones sencillas a la hora de comprar. Siguiendo estas dinámicas, los visitantes aumentarán su tiempo de estancia en la web y crecerá el porcentaje de conversión. Los pequeños detalles importan y marcan la diferencia en la experiencia de usuario.