El maremoto sanitario provocado por el coronavirus aún no ha cesado, pero en el horizonte entrevemos las primeras consecuencias económicas. Por eso, queremos hablaros de morosidad y problemas de financiación.
Cuando baje la marea podremos comprobar la magnitud del desastre, tanto a nivel sanitario como social y económico.
¿Los más afectados?
Las clases bajas y los autónomos.
Nada nuevo. Históricamente los trabajadores por cuenta propia han sido los más castigados por las crisis económicas. Con más impuestos y mayores dificultades para mantener sus negocio en pie.
¿Cuáles serán los grandes retos que afrontará el autónomo en 2021?
- Problemas para cobrar.
- Dificultades para acceder al crédito.
La morosidad se ceba con los autónomos
Las últimas encuestas no dejan lugar a dudas: cerca de un 40% de los autónomos ha declarado tener problemas para cobrar sus facturas.
- El 5% presenta dificultades en el cobro con entidades públicas.
- El 18% con entidades privadas.
- Un 12% con ambas.
Además, esta situación es paradójica. Por un lado, las grandes empresas y las Administraciones Públicas son las que más retrasos en el pago acumulan, pero tienen un índice de morosidad menor; por el otro, las pymes y autónomos pagan antes, pero también lo hacen en menor medida, presentan una mayor morosidad.
¿Cómo encajar las piezas de este complejo puzle?
El dilema para el autónomo: ¿trabajar para la Administración y para las grandes empresas o hacerlo con pymes y otros autónomos?
La certeza de cobro nunca está garantizada. Por si fuera poco, previsiblemente la insolvencia aumentará con el paso de los meses debido a una más que incierta situación económica.
Buscar el equilibrio entre ambos tipos de clientes es, a priori, la opción más inteligente.
Trabajar únicamente para el sector público puede complicar el flujo de caja; centrarse únicamente en las pymes puede comprometer los cobros debido a la morosidad. Si puedes elegir, diversifica tu clientela.
Acceso a la financiación, ¿misión imposible para el autónomo?
Los bancos centrales han inundado el mercado de liquidez para paliar las consecuencias económicas de la Covid-19.
Pero gran parte de esa liquidez no ha llegado a la economía real.
Las pymes y los autónomos tienen la percepción de que las condiciones para acceder al crédito se han endurecido tras el parón iniciado en marzo de 2020. Además, los créditos a las pymes son, de media, más caros que para las grandes empresas.
¿Cómo es posible que tanta liquidez no haya alcanzado a la economía real?
Las inyecciones de liquidez han incidido más en los mercados especulativos, con la mayoría de los activos disparados a pesar del deterioro económico. La desconexión entre los mercados y la economía es patente.
Y sí, también han aumentado las solicitudes de préstamos bancarios a las pymes, pero en menor medida de lo que cabría esperar.
Tiempos difíciles para los emprendedores.
¿Cómo abordar los problemas en el flujo de caja?
Las dificultades son parte del camino. Aunque las piedras se multipliquen, mantener la calma y el espíritu emprendedor marcará la diferencia.
Diversificar la cartera de clientes será esencial para limitar el impacto de la morosidad.
Acudir a una entidad bancaria para solicitar alguna de las líneas de créditos ICO es, hoy por hoy, una de las mejores alternativas para afrontar los problemas de financiación de los autónomos.
En última instancia, plantear una reconversión del negocio puede ser la vía de salvación a medio y largo plazo. El cambio de costumbres es un hecho. Primará lo online por encima de lo offline.
La mentalidad, proactividad y la formación online serán esenciales para pymes y autónomos.