Trabajar desde casa es el sueño de muchos, sobretodo de aquéllos que no han tenido nunca la oportunidad de hacerlo: decir adiós a los atascos, a los madrugones derivados del tiempo de transporte, a los horribles cafés de la máquina de la oficina…
Pero lo que para unos es un sueño, para otros puede convertirse en una pesadilla si no se gestionan adecuadamente algunos aspectos como la optimización del tiempo y la planificación las tareas, lo que que puede un generar desde el descenso de la productividad o falta de concentración, hasta ansiedad.
Si eres un freelance o autónomo que ha establecido la oficina en casa, trabajes para una empresa o para tus clientes finales, debes tener en cuenta una serie de recomendaciones para evitar caer en el “síndrome del pijama” y normalizar tu jornada laboral. Sólo de ésta forma lograrás ser productivo, alcanzar tus objetivos y conciliar tu vida laboral y personal de forma adecuada. Además, descubrirás que tiene un gran número de ventajas tanto para tí como para tu empresa, aunque también debes sortear los inconvenientes.
Ventajas e inconvenientes del teletrabajo para el trabajador:
– Mayor flexibilidad horaria
– Mayor flexibilidad para la planificación de tareas
– Mayor autonomía
– Ahorro en tiempo y costes de desplazamiento
– Mayor dificultad de comunicación con otros departamentos
– Menor conocimiento “in situ” de las necesidades y proyectos de otros departamentos
Ventajas e inconvenientes del teletrabajo para tu empresa
– Ahorro de equipo y acondicionamiento de un puesto de trabajo
– Mayor flexibilidad horaria y para encomendar tareas
– Cierta “pérdida de control” sobre la actividad del teletrabajador
– Posibilidad de crecimiento sin costes estructurales
– Aumento de la productividad al trabajar por objetivos
Determina un horario de trabajo
Muchas veces trabajar desde casa ofrece la flexibilidad de realizar determinadas tareas en el momento que más nos conviene. De hecho, muchos freelance no tienen obligaciones horarias y trabajan por objetivos (algo que, en realidad tiene mucho más sentido común que “calentar la silla” en una oficina hasta las seis y media). Pero, aunque no estemos atados a un horario establecido, es fundamental marcar un tiempo de trabajo adecuado a las tareas que tengamos que desarrollar.
Si establecemos un horario para desarrollar nuestras tareas debe cumplirse a rajatabla. Si llegas tarde a trabajar, no hay excusas por el atasco de la autopista o el paro del metro. De igual forma, hay que discernir entre lo verdaderamente urgente e importante, y aquellas tareas que, por mala organización o por una planificación alejada de la realidad no hemos podido cumplir.
Siempre quedan cosas por hacer, informes que terminar, análisis que interpretar, fotografías por editar… No se trata de hacer una oda a la procrastinación, pero sí de discernir para qué tareas es necesario dedicar un tiempo extra de la jornada, y cuáles habrán de hacerse al día siguiente, procurando optimizar nuestro tiempo de la mejor forma posible o haciendo una planificación más acorde a lo que podemos abordar. De lo contrario, las jornadas de trabajo pueden alargarse indefinidamente durante días y días.
De esta forma, estableciendo tu propio horario, podrás adaptar tus tiempos a los objetivos marcados, mientras que tu empresa evita los tiempos muertos e improductivos que obligan un horario rígido.
La informalidad no es sinónimo de dejadez
“Caerse de la cama” y sentarse frente al ordenador con el pijama puesto y la taza de café puede resultar apetecible para algunos… los tres primeros días. Trabajar desde casa no es sinónimo de dejadez. Pese a que existe un mayor grado de informalidad, conviene establecer una serie de pautas y de rutinas para normalizar la jornada laboral.
Disciplina y fuerza de voluntad son fundamentales para la productividad y, cuestiones tan triviales como levantarse con tiempo, vestirse, leer el periódico antes de comenzar la jornada o desayunar en un lugar diferente al espacio habilitado para trabajar son aspectos que pueden ayudarnos a prepararnos para comenzar nuestra jornada.
Marcar las pautas de descanso
De la misma forma que establecemos un horario de trabajo, es imprescindible marcar tiempos de descanso y cumplirlos. Un café de 20 minutos a media mañana o una hora para comer son vitales para recargar energías, poner nuestra mente en blanco durante unos minutos y volver a la tarea con fuerzas renovadas.
Habilitar un espacio de trabajo adecuado a nuestras necesidades
Evidentemente, lo ideal sería disponer de una estancia alejada del centro neurálgico de la casa, exclusiva y acondicionada para desarrollar tu trabajo. En muchos casos, esto no es posible, pero sí es muy importante encontrar un rincón de tu hogar que te permita llevar a cabo tus tareas de la forma más cómoda posible. Ya sea una estancia exclusiva o un rincón en tu salón, deberán con intimidad y silencio, buena iluminación y ventilación, un espacio de trabajo adaptado a tus necesidades (una mesa amplia, buena conexión a internet o tener a mano los útiles que vayas a necesitar).
Parece obvio, pero mantener este rincón ordenado y fuera del alcance otros que puedan alterar el resultado de tu trabajo “por accidente” es fundamental.
Evitar las interrupciones, propias y ajenas
Uno de los mayores inconvenientes de trabajar desde nuestro hogar son las interrupciones que puedan provenir de nuestro entorno: familiares o compañeros de piso que deciden el mejor momento para hacerte cualquier pregunta o, simplemente, para charlar. Es importante concienciar a tu entorno que durante tu jornada laboral no tienes disponibilidad para temas triviales o que puedan ser atendidos en otro momento.
Pero de igual forma debemos concienciarnos a nosotros mismos de que mantener nuestro perfil en Facebook, la lavadora a medio tender o salir a comprar el pan son tareas que pueden postergarse a otro momento porque ¡estamos trabajando!
Aprender a “desconectar”
El trabajo es trabajo y la vida personal es la vida personal. En un mundo en el que estamos conectados 24 horas, ya sea a través de nuestro ordenador o de nuestro smartphone, hay que aprender a aparcar los problemas del día a día laboral a un lado y disfrutar de nuestro tiempo libre. Trabajar desde casa no significa trabajar 24 horas al día 7 días a la semana. Desconectar adecuadamente es la única forma de comenzar una nueva jornada laborar en la que podamos dar el cien por cien de nosotros mismos.
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