Cada vez son más los emprendedores españoles que deciden trasladar sus negocios más allá de nuestras fronteras y no en el sentido de la internacionalización propiamente dicho, si no que, para muchos, emprender fuera de España es la solución a los problemas que encuentran dentro de nuestro país para formar su empresa.
Pese a los esfuerzos del Ejecutivo para atraer capital y empresas desde extranjero, con la aprobación del visado para emprendedores, hace ya algunos años que se ha comenzado a extender la tendencia inversa.
¿Las razones? Las facilidades que muchos autónomos y pequeñas empresas han encontrado en países como Reino Unido o Francia, donde el proceso para crear una Sociedad o las cotizaciones sociales que han de abonar son mucho más reducidas.
Medidas como la Tarifa Plana para nuevos autónomos o la plataforma Emprende en 3 para agilizar la constitución de empresas, así como la creación de la Sociedad Limitada de Formación Sucesiva recogen los intentos del Gobierno por evitar esta “fuga de emprendedores“, facilitando la actividad empresarial en España.
Medidas que, sin embargo, se han visto ensombrecidas por las últimas actuaciones referentes a las cotizaciones de los autónomos societarios, que vieron aumentada su cuota a la Seguridad Social en más de un 20% en 2014 y que lastran, irremediablemente, la actividad empresarial de las pequeñas empresas en nuestro país.
Sin embargo, y una vez “solucionados” problemas como la complejidad burocrática a la hora de crear una empresa (al reducir drásticamente los 10 trámites y 30 días de media necesarios para constituirse como sociedad) o los altos costes (aunque sólo en algunos de los casos), aún existe una traba fundamental que frena el crecimiento empresarial en España: la falta de financiación.
Y pese a que parece que cada día se publicitan más fuentes de financiación “alternativas” para emprendedores o nuevas líneas de crédito oficales (Líneas ICO 2014), tanto la cantidad como la calidad de las mismas siguen siendo insuficientes dado el actual contexto económico.
Pero, ¿qué medidas pueden evitar esta creciente salida de talento y capital español hacia otras regiones del globo? ¿Cómo frenar a éstos emprendedores a la fuga y ofrecerles una alternativa viable en España?
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