Parece que los datos ofrecidos durante las últimas jornadas tanto por el Ejecutivo como por diversas entidades indican el principio de la recuperación económica: descenso del desempleo, el regreso del crédito para las pymes… Uno de los últimos datos que avalan ésta tendencia es la recuperación de la confianza de los consumidores a niveles similares a los existentes antes de la crisis, pero ¿es suficiente? ¿optimismo desmedido o estamos realmente en la senda de la recuperación?
Según datos recogidos del indicador de confianza del consumidor (ICC) difundido por el CIS, la confianza de los consumidores subió 5,7 puntos en abril con respecto del mes anterior gracias a una mejor valoración de la situación actual de la economía unida al incremento las expectativas por parte de los consumidores.
De ésta forma, el índice de Confianza del Consumidor aumentó hasta situaese en los 82 puntos, lo que lo coloca en valores incluso superiores a los obtenidos en 2008 (justo el año en que detona la crisis económica) y muy en la línea a los registrados en el verano de 2007, cuando la crisis aún no era un término al uso entre la ciudadanía.
La confianza de los consumidores sigue por debajo de los 100 puntos
Sin embargo, y pese a los indicios de mejora, la confianza de los consumidores sigue estando por debajo de los cien puntos, el punto de inflexión que marca las valoraciones positivas o negativas. Además, más de la mitad de los encuestados afirma que la situación económica actual es peor que la de hace seis meses, mientras que casi el 30% no advierte cambios y sólo el 17,7% estima que ha mejorado.
De cara al futuro, sólo el 33% de los encuestados confía en una mejora económica en los próximos 6 meses, frente al 34,5% que auguran un empeoramiento y el 26,2% que no espera cambios.
De ahí la necesidad de tomar con cautela éstos datos. Indudablemente, sólo una actitud positiva es capaz de caminar hacia la recuperación, pero es imprescindible seguir teniendo presente la urgencia de atender las carencias a las que se enfrenta día a día la base de la economía en España: autónomos, pymes y emprendedores que, según el último informe del “Observatorio de Clima Emprendedor” de Sage, son los responsables de crear el 70% del empleo en nuestro país y conforman el 95% del tejido empresarial.
Unas necesidades que pasan, en la actualidad, por mayores facilidades de acceso al crédito para aquellos que más dificultades tienen para obtenerlo y un mayor respaldo institucional a la cultura emprendedora que, tímidamente, está comenzando a emerger en los últimos años.
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