No es la primera y, lamentablemente, tampoco será la última vez que hablemos en este blog sobre la tendencia cada vez más extendida de trabajar en negro. Un fenómeno que se ha dado desde siempre pero que, con la incidencia de la crisis, ha visto aumentado su alcance en todos los ámbitos, desde autónomos y freelancers hasta asalariados sin contrato.
Según el último informe del Sindicato de Técnicos de Hacienda, Gestha, el paro y la corrupción han disparado la economía sumergida en 60.000 millones durante la crisis, que se sitúa en un 24,6% del PIB, casi siete puntos más que en 2008.
¿Las causas? El efecto arrastre del “boom” del ladrillo, el incremento de las tasas de paro (que llegó al 26% a finales del 2012), las subidas de impuestos, el ineficiente control fiscal… Pero un dato que nos ha llamado la atención sobre el informe versa sobre “el grave problema de moralidad con el pago de impuestos que existe en España“, lo que complica aún más la equiparación de nuestro nivel de fraude al de otros países europeos donde la cultura defraudadora no está tan enraizada.
De hecho, sólo Italia, Portugal y Grecia presentan valores superiores a los españoles, pero aún nos situamos muy lejos de países como Alemania (13,1%), Francia (10,8%) o Gran Bretaña (10,1%).
Alta en la Seguridad Social ¿Sí o no?
Como ya hemos comentando antes, trabajar en negro es una práctica que se da tanto por parte de los autónomos como por parte de algunos empleados que trabajan sin contrato.
Los primeros, se ven muchas veces en la tesitura de no darse o no de alta en la Seguridad Social teniendo bajos ingresos ante la imposibilidad de pagar la cuota de autónomos, aunque sí pagando IVA e IRPF en Hacienda. El Ejecutivo intentó paliar este tipo de comportamientos con la Tarifa Plana de 50 euros a la Seguridad Social, lo que ha tenidos unos resultados medianamente aceptables.
Por otro lado, se encuentran los empleados que trabajan sin contrato, debido a los impuestos y cotizaciones sociales que los empresarios han de pagar por ellos. El Gobierno, por su parte, ha puesto en marcha algunas medidas encaminadas a fomentar la contratación reduciendo los costes para la empresa, como la tarifa plana de 100 euros mensuales en cuotas a la Seguridad Social por cada nuevo empleado y otras bonificaciones a la contratación.
Los riesgos de trabajar en negro
Pero, sin embargo, una de las prácticas más extendidas en cuanto al fraude fiscal es la de cobrar el paro y, a su vez, desempeñar alguna actividad laboral retribuida en negro, una infracción que aumentó en casi un 50% en 2012
No obstante, y tras la última reforma del Código Penal de enero de 2013, aquellos que se encuentren oficialmente en situación de desempleo cobrando el subsidio estatal y, por otro lado, obtengan ingresos no declarados derivados de actividades profesionales, serán sancionados hasta con pena de cárcel.
Aunque, pese a los riesgos que puede conllevar trabajar en negro, existen otras razones mucho más poderosas para intentar, en la medida de lo posible, cumplir con el fisco. Defraudar al Estado, a pesar de la difícil situación económica en la que nos encontramos y de los miles de millones que “desaparecen” en las altas esferas, no hace más que agravarla ya que, por un lado, dificulta en gran medida alcanzar la tan necesaria estabilidad presupuestaria y, por otro, hace recaer la carga de aquéllos que no tributan sobre los que sí declaran sus ingresos de forma correcta.
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