Ejercer un puesto de control o liderazgo en la empresa conlleva muchas gratificaciones pero también algunos tragos amargos para los que es preciso estar preparado y atender a una serie de pautas de comunicación que pueden amortiguar el impacto de la noticia. Hablamos de tareas ingratas que tienen que ver con la transmisión de las mismas más que con la toma de decisiones refiriéndonos especialmente a todo aquello relacionado con el futuro de los empleados como un despido, una sanción o una reducción de salario.
“Si esperabas conocer una forma de evitar las emociones desagradables que acompañan al anuncio de malas noticias voy a decepcionarte, porque no hay una sola” afirma Geoffrey Tumlin, director de la empresa estadounidense Mouthpeace Communication. Llegado este punto muchos de vosotros os preguntaréis si realmente se puede ser bueno dando malas noticias y aunque a priori la respuesta sea negativa hay que procurar hacerlo lo mejor posible.
Debemos pensar que no sólo se trata de una cuestión de empatía con el trabajador sino también de imagen, la de tu propia persona y la de la empresa porque la reputación corporativa en este asunto puede estar en juego. Pero si hay algo que también está en juego es la actividad diaria; gestionar correctamente la comunicación de una incidencia facilita el buen hacer de los departamentos. De otra forma, postergando la noticia, se puede caer en el colapso.
Los cuatro consejos de Tumlin
El mismo Tumlin, en su libro Stop Talking, Start Communication: Counterintuitive Secrets to Success in Business and in Life, aporta y detalla cuatro consejos fundamentales a la hora de afrontar la que probablemente sea la tarea menos grata para un jefe y a la que todo empresario o director de Recursos Humanos se ha encontrado en algún momento, es decir, la comunicación de un despido. Las cuatro pautas que Tumlin presenta son:
- Directo al mensaje: De muy poco sirve introducir la noticia para endulzarla. Ni a tu empleado ni a ti os interesa perder el tiempo así que no te andes con rodeos y ve al grano. Tu mensaje será precisamente aquello que te cuesta tanto decir.
- Hazlo con firmeza: Procura no sucumbir a las presiones del destinatario de la maña noticia. Sal de ese embrollo.
- Explicación escueta: Da una razón del porqué del despido pero no te extiendas demasiado en otras cuestiones sino que acude siempre a la causa.
- Rapidez: No permitas que se convierta en una conversación que dé lugar a reproches u otras reacciones. Debes responder a hechos muy concretos pero recuerda que se trata de una notificación muy lejos de la charla.
El prestigioso diario Wall Street Journal coincide con Tumlin en todos los puntos anteriores pero además añade otros consejos para la comunicación de malas noticias, sea la que sea, como hacerlo siempre frente a un testigo, preferiblemente del departamento de Recursos Humanos para evitar malas interpretaciones y también notificarlo por escrito con todos los detalles.
Despedir a un trabajador no es una decisión que se pueda tomar de un día para otro. Por ello es importante tener muy en cuenta todo lo que esta acción supone y los pasos anteriores a la notificación de la misma. Nos referimos a cuestiones fundamentales como los requisitos que debe cumplir la empresa, los plazos y formas de preaviso, los derechos del trabajador, indemnizaciones y finiquitos que pagar.
La estrategia del sándwich
Pero ¿y si la mala noticia no afecta solo a un trabajador sino que repercute a la plantilla o a un departamento de tu empresa y debes transmitirlo de manera colectiva? En este caso la estrategia más empleada es la del sándwich. Siempre y cuando la notificación no sea un despido masivo esta técnica te permite transmitir la realidad con un toque positivo aunque sin obviar los malos momentos. Pero ¿en qué consiste este método?
La estructura de la estrategia del sándwich es la siguiente: buena noticia-mala noticia-buena noticia. Se trata de saber identificar qué iba bien, trasmitir cual es el cambio negativo y prever una repercusión positiva del asunto. Este último paso, conocido como análisis post mortem, plantea un beneficio fututo. Y es que después de la tempestad llega la calma. Eso sí, a la hora de hablar sobre la mala noticia evita poner excusas y señalar culpables.
De todo este artículo de deduce que si eres un autónomo y velas por el buen hacer de tu empresa tendrás que pasar por algunos sinsabores a los que tendrás que hacer frente desde la empatía, la practicidad y la ética profesional.