Hoy, 7 de marzo de 2011, entra en vigor una de las últimas medidas aprobadas por el gobierno que, en nombre del “ahorro energético”, nos limita la velocidad en autovías y autopistas de 120 a 110 km/h. Dicen desde el gobierno que la medida durará hasta el 30 de Junio, aunque no descartan prórrogas… vete tú a saber hasta cuándo durará.
Sobre si la medida es realmente efectiva o no, hay opiniones de todo tipo. Desde los miembros del gobierno que ofrecen todo un abanico de posibles porcentajes de ahorro (entre el veintitanos por ciento al cinco), hasta un buen número de expertos que hablan de, como mucho el 1 %.
¿A quién afecta la medida? A la mayoría de los transportistas no (los que van con camión o con autobuses). A los que se mueven por ciudad tampoco. La inmensa mayoría de los afectados son los particulares y los “pequeños transportistas”, los que realizan su labor por medio de furgonetas o coches y se desplazan por grandes vías de comunicación entre ciudades.
Y aunque desde el gobierno se insiste en que la medida no persigue aumentar la recaudación en multas, esta a a ser, sin duda, una de sus consecuencias. Lo que ahorremos en combustible lo pagaremos en multas o en la reducción de nuestra actividad comercial. Eso sí, aunque se vaya a reducir el consumo de combustible, se han ocupado de subir los impuestos a los carburantes para garantizar el mismo nivel de ingresos para las arcas del estado…
Así que aquí os dejamos un cuadro resumen para que dejar más o menos claro a los que trabajáis desde el coche cómo afectan estas modificaciones legales.
No varía el límite desde el que se pueden perder puntos (151 km/h), pero las sanciones económicas pueden empezar a llegar desde antes.
Y todavía nos queda saber en qué queda la reducción del límite de velocidad a 30 km/h en vías urbanas de un solo carril por dirección que se está estudiando aprobar en las ciudades…
Sin duda la seguridad vial de los usuarios de calles y carreteras debe ser una prioridad para todos. Pero no cabe duda que todas estas medidas afectan de forma directa en la actividad de muchos autónomos y usuarios. Es difícil calibrar si con otras medidas se obtendrían los mismos resultados de seguridad sin perjudicar la labor de quienes trabajamos con vehículo propio.
Anda que no se podría debatir o tomar decisiones sobre temas más importantes y con efectos a medio y largo plazo (como el sistema energético nacional) que realmente garantizaran una sostenibilidad económico-social-ambiental. Pero no, preferimos reducir la velocidad ¿de nuestra economía?