La atención al cliente es un pilar fundamental en cualquier empresa, negocio u organización. Ofrecer un producto o servicio de calidad va de la mano de un excelente customer service para lograr la satisfacción y la fidelización del cliente. Por ello, no debe descuidarse, es vital tener claras las estrategias que seguirá la empresa para atender a sus usuarios de forma óptima.
La atención al cliente comienza dentro de la empresa
La identidad y los valores de cada negocio serán el punto de partida de la atención al cliente, mucho antes del primer contacto. Esto supone que no se limita al momento de la interacción con el consumidor, donde se atienden y responden las dudas, sino que tiene que ir más allá.
Los empleados son los primeros clientes
Para que un cliente se sienta satisfecho debe ser atendido por empleados que también lo estén. El bienestar y la formación continua del equipo es esencial para desarrollar las habilidades de cara al público y poder atender los imprevistos de la mejor manera posible. El tono, el uso de las palabras y el esfuerzo que realicen para dar respuesta a los clientes será, en parte, el resultado de una buena política de recursos humanos.
La flexibilidad interna del personal es un aspecto importante a tener en cuenta. Cuanto más confianza y más autonomía tengan a la hora de resolver las situaciones, mayor motivación e implicación. Al final, todo contribuye al trato que brindan al cliente.
Procesos definidos
Si se quiere dar una buena atención al cliente, es necesario tener una ruta clara a seguir frente a cada situación o escenario que pueda presentarse. Esto evitará esperas innecesarias y permitirá ofrecer una respuesta rápida y oportuna. Por supuesto, no siempre se va a tener todo previsto. Es aquí cuando entra en juego la autonomía de los empleados que hemos mencionado. Para ello es fundamental que conozcan muy bien los productos o servicios, de modo que sean capaces de brindar soluciones claras y acertadas.
Cultura de servicio al cliente
La mejor manera de asegurar un servicio efectivo es tener, desde los valores de la organización, una cultura en torno al consumidor. Cuando directivos y empleados tienen como finalidad última la satisfacción del usuario, es más fácil encontrar las vías para lograrlo. Esto parte por conocer al cliente, comprender lo que necesita y trabajar para ofrecérselo.
La comunicación es la clave
La base de la atención al cliente es una comunicación efectiva. Solo así podremos saber sus inquietudes, dar solución a sus problemas y conocer sus impresiones posteriores, para poder mejorar el servicio que ofrecemos.
Escuchar, comprender y solucionar
Para atender los requerimientos de un cliente, aprender a escuchar es el primer paso. Aquí prima la paciencia, el interés y la empatía. Comprender y ser capaz de ponerse en el lugar de la otra persona hará se sienta valorado e importante. Esto es trascendental no solo para garantizar la satisfacción del cliente, sino para que recuerde a nuestra empresa de forma positiva y así incentivar el marketing WOM, el conocido boca a boca.
Canales de atención al cliente
Debe ponerse especial atención en los puntos de contacto o touchpoints de la empresa. Al fin y al cabo, estos serán los medios que tenga el cliente para comunicarse, y mientras más, mejor. Hoy en día no basta con ofrecer un número de atención telefónica. La página web, las redes sociales y todos los medios que usamos para llevar a cabo las estrategias de marketing digital y los canales de venta deben ser bidireccionales, trabajando así la omnicanalidad.
Seguimiento y feedback
La interacción del consumidor con nuestra empresa no debe terminar con la venta del producto o servicio. Una parte clave del proceso es el seguimiento posterior para conocer la opinión de compra. El cliente se sentirá valorado y tendrá la oportunidad de darnos información muy valiosa sobre cómo podemos mejorar. Estas sugerencias e ideas no deben caer en saco roto. Cada cierto tiempo hay que revisarlas, detectar las que más se repiten e introducirlas en los procesos internos.
La atención al cliente determinará en gran medida su nivel de satisfacción con nuestra organización. Ofrecer el mejor de los productos es irrelevante si no se le brinda una experiencia agradable al usuario. Al final, la sensación, el cómo se sienten prima sobre la parte más objetiva y racional de la compra.