Esta noche es oficialmente la más aterradora del año para los niños, y no tan niños; emprendedores y autónomos, por ejemplo, están acostumbrado al imaginario de esta fiesta importada: clientes que terminan dándote calabazas, impuestos protagonistas de pesadillas nocturnas, inspectores de Hacienda con aspecto siniestro o números rojos que son resultado de sangre y sudor, sobre todo mucha sangre.
¿Qué autónomo no ha sufrido alguno de estos miedos en algún momento de sus inicios? En vísperas de Halloween le ponemos un poco de humor al sobrecogedor relato del emprendedor:
1.El calendario fiscal y administrativo
Cuando te cargan la cuota de autónomos a final de mes o presentas el modelo 303 del IVA cada trimestre sientes ser Lucy, esa joven e inocente chiquilla del Drácula de Bram Stoker que sufre los mordiscos del vampiro más famoso de la historia hasta ser cruelmente pervertida y recibir, con el aumento anual de las cotizaciones, la estocada final en pleno corazón.
2. La inspección de Hacienda o de Trabajo
De repente recibes una notificación con las señas de la Agencia Tributaria y automáticamente piensas: –Un monstruo viene a verme. Recibir la visita de Hacienda o una inspección de Trabajo despierta verdadero pavor entre los autónomos pero recuerda que, como en la película de Bayona, el monstruo no termina siendo tan fiero como aparenta.
3. Impagos y morosidad
Otras escena muy recurrente en este imaginario terrorífico del autónomo; cuando se te acumulan la facturas sin cobrar, una detrás de otra, adquieres la apariencia de un muerto viviente. Eres casi un zombi que vaga por el mundo. con el rostro desencajado y más negro que los protagonistas del videoclip de Thriller, para saldar las deudas pendientes con tus proveedores.
Mientras tanto le das vuelta a la cabeza como si de la niña de El Exorcista se tratara para hacer frente al pago del IVA. Desde luego de contorsionismo aprendes un rato.
4. Falta de conciliación laboral y personal
Lo de ser tu propio jefe tiene truco pero no trato, y nunca mejor dicho. A veces es tal el grado de involucración en el negocio que bien podrías ser alguno de aquellos dos niños fotosensibles de Los Otros enclaustrados en su casa, esclavos de una vida solitaria y oscura. Al final, como los hermanos del film de Amenábar, te percatas de ….
5. Error en el modelo de negocio
Tienes dos caminos a elegir. Uno se presenta despejado, fácil, sin abismos; el otro da miedo con solo verlo: sinuoso, sombrío, empedrado, espeluznante… Al final te decantas por el primero pero cuidado, en los relatos de terror o de suspense, no todo es lo que parece.
6. Miedo al miedo
¿Recordáis Regresión?, ¿aquella película también de Amenábar que, sin ánimo de hacer spoiler, hablaba del peligro de una mente sugestionada? Al emprendedor le ocurre algo parecido antes de comenzar su actividad. Los miedos y las dudas pueden convertirse en tu peor enemigo, ese que se agarra a tus pies impidiéndote continuar tu camino. De tu valentía y arrojo depende el final feliz de esta aventura emprendedora.
Pongámonos serios. Sufrir estos miedos es positivo o negativo en función de cómo los afrontes. Piensa que la única oportunidad de salir exitoso frente al temor de ser autónomo es que lo trates como motivación y no como un freno; el miedo nace de las experiencias.
¿Recuerdas cuando eras niño y dormías con la luz del pasillo encendida para no tener pesadillas? El emprendedor es como ese niño, al comienzo inocente y temeroso, que cuando se hace adulto, ya no necesita esa luz encendida sino que encuentra en los retos estímulo para convertirse en un valiente héroe sin miedo a nada.