Uno de los clásicos de nuestro refranero popular dice que “Más vale sólo que mal acompañado”. Y también hay un proverbio chino que dice que “Si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos”.
¿A quién hacemos caso? ¿Al refrán de nuestra abuela o a los chinos? O sea, ¿Qué es mejor? ¿Sólo o acompañado? Esa es la gran pregunta.
Depende de muchos factores, entre otros del tipo de negocio y de la fase del mismo en la que te encuentres, pero lo más importante para que la cosa funcione, es que los socios coincidáis en temas troncales no sólo relacionados con el negocio en sí, sino con las aptitudes y sobre todo actitudes vuestras, ante la manera de abordar el negocio y las situaciones que pudieran derivarse de él.
Todos hemos escuchado más de una vez historias de socios que acaban a la gresca e incluso en los juzgados y lo más triste es, que una buena parte del conflicto podría haberse evitado si se hubieran establecido unos buenos acuerdos cuando la relación era buena.
Si no quieres conflictos, te sugiero que pongas medidas para anticiparte a ellos cuando todo va bien y estáis abiertos a poner las cartas sobre la mesa.
Este artículo va precisamente de eso, de darte algunas estrategias sencillas para que afinéis y reviséis vuestros acuerdos, que me atrevo a decir, en muchos casos pudieran ser sólo palabras que comentasteis de pasada, incluso disteis por supuestas sin haberlas hablado, pero que nunca habéis aterrizado en un documento escrito y, claro, cuando algo sale mal los “tú dijiste” “tú no dijiste “ya te lo dije” “pues podías haberlo dicho” y demás derivados del verbo decir, son el material perfecto para construir los proyectiles del reproche con los que iniciar la batalla dialéctica que a saber cómo puede acabar…
Éstas son las estrategias que te sugiero pongas en marcha cuanto antes para evitar conflictos futuros:
1.- ESTABLECER UNA VISIÓN COMÚN DEL NEGOCIO
La visión engloba tanto el contenido de lo que hacéis como de hasta dónde queréis llegar. ¿Tenéis claro en qué queréis convertir la empresa y cómo os veis cada uno de vosotros en ella?
No es lo mismo querer montar una pequeña tienda que una red de franquicias. Esto tiene que quedar claro porque las expectativas de hasta dónde quiere llegar cada socio pueden ser diferentes y si no se habla, cuando uno quiera ir más lejos y el otro decida que ya está a gusto como está puede ser una fuente de conflictos mucho más grande de lo que uno pueda imaginar porque estamos tocando en algo muy sensible: los sueños y ambiciones en la vida de las personas.
2.- DEFINIR LOS VALORES DEL NEGOCIO
¿Cómo queréis construir vuestra empresa? Los valores son los pilares que marcan el rumbo y una buena parte del resultado final. Por ejemplo, no será igual una empresa en la que uno de sus valores sea, la MOVILIDAD, que otra en la que eso no sea importante. Las estrategias a definir y las fases de avance serán muy diferentes. Por lo tanto, hacer una lista de no más de 5 valores que marquen la base del negocio, valores que además estén alineados con vuestros propios valores a nivel personal y profesional. Si los valores de la empresa chocan con los valores individuales de cualquiera de los socios, las probabilidades de conflicto se multiplican.
Si no coincidís en ninguno de esos puntos, honestamente, mejor cambiar de compañero(s) de viaje. No pasa nada, simplemente, te has confundido de persona. Busca otra, porque los puntos anteriores son los cimientos de la casa y a los que recuriréis en momentos difíciles para recuperar el rumbo.
3.- DEFINIR LOS ROLES Y RESPONSABILIDADES DE CADA SOCIO
Es importante que cada socio sepa lo que tiene que hacer y para qué está ahí, qué puede aportar, cuál es su rol y cuáles son las responsabilidades asociadas a su rol. Esto tiene que quedar claro y sobre todo, que las zonas grises, queden cubiertas. Asociado con esto estarán las remuneraciones y el reparto de beneficios que no tiene por qué ser al 50%. Cuando todo esto no está claro, más tarde o más temprado llegará el momento en el que alguien sienta que trabaja más que el otro y que recibe menos en compensación. Por lo tanto, definir muy bien quién es responsable de qué y cómo vais a trabajar y comunicaros tanto interna como externamente.
4.- DEFINIR LA ESTRATEGIA DE SALIDA
Esto es algo en lo que casi nadie se para a pensar porque al principio todo es ilusión y buen rollo e incluso aunque sientes bien la visión, misión y valores, las personas evolucionamos de manera diferente. Emprender un negocio es una carrera de fondo plagada de incertidumbre y lo que hoy pensabas que era de una manera, en la práctica puede ser de otra y cambiar totalmente tus prioridades y valores. Por lo tanto, establecer un procedimiento para tener en cuenta, en caso de abandono de uno de los socios, cómo hacerlo para que haya los menores perjuicios posibles. Se trata de caminar unidos, pero jamás atados.
5.- FIRMAR UN ACUERDO POR ESCRITO Y REVISARLO PERIÓDICAMENTE
Todo lo que acordéis, dejarlo por escrito. No hace falta una gran formalidad en el lenguaje, pero sí que tiene que quedar claro lo que significa cada cosa para evitar el malentendido. Y dado que nuestro negocio evoluciona con nosotros mismos, es importante establecer un periodo razonable para sentarse y revisar los acuerdos iniciales. Todo es perecedero y a la hora de montar una empresa más, porque lo que hoy sirve, mañana ha dejado de hacerlo y es necesario adaptarse al cambio constantemente.
Por último, como norma general:
Os sugiero ser flexibles y honestos, primero con vosotros mismos y después con vuestro socio. Tu compañero de viaje ha de ser alguien que sume, por lo tanto, nunca te asocies por miedo porque acabarás eligiendo mal y en vez de unir fuerzas lo que uniréis serán inseguridades.
Si quieres profundizar más sobre éste tema, conoce el programa de entrenamiento personalizado para socios en el que os ayudo a trabajar en equipo y sentar las bases de un buen acuerdo.
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