Nuestro lugar de trabajo es uno de los lugares en que más tiempo pasamos a lo largo del día (con suerte, unas 8 horas de media) y, aunque por lo general son lugares que no están expuestos a fuertes olores o residuos orgánicos, la limpieza de oficinas es mucho más importante de lo que crees y es necesario mantener las instalaciones en perfecto estado.
Quizá nunca te hayas parado a pensarlo, pero en nuestra vida diaria estamos expuestos a gran cantidad de agentes contaminantes y las oficinas no son una excepción: el polvo acumulado por acción de los sistemas de climatización y de los equipos electrónicos es mucho mayor del que imaginas, por no hablar de los residuos que pueden absorber los suelos enmoquetados o, ni que decir tiene, de la cantidad de personas diferentes que pueden pasar por los aseos en un solo día.
De hecho, y aunque suele ser un aspecto poco valorado o al que apenas prestamos atención (en especial cuando llegamos a nuestra oficina y todo está limpio y en su sitio), contar con un espacio de trabajo “higiénico” es mucho más importante de lo que pensamos, tanto por la confortabilidad que aporta un espacio “agradable”, como por salud. Además, el grado de limpieza de una oficina refleja la personalidad de cada empresa y el nivel de compromiso hacia sus empleados.
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Lo normal es contratar los servicios de un profesional para llevar a cabo la limpieza de oficinas, pero nunca está de más conocer cómo se debe llevar a cabo la correcta limpieza del entorno de trabajo para comprobar si realmente lo estamos haciendo bien y si estamos cumpliendo con la normativa vigente en lo relativo a riesgos laborales y salud en el trabajo.
Por eso, hemos vuelto a preguntar a los expertos de Viking, una de las empresas líder del mercado en el equipamiento integral de oficinas, y nos han dado algunas de las claves para mantener un entorno de trabajo limpio e higiénico.
Limpieza de oficinas en 4 claves
Un producto adecuado para cada espacio:
En el mercado existe una amplia gama de productos de limpieza, muchos de ellos “multiusos”. Sin embargo, es necesario conocer los materiales que conforman tanto el mobiliario como el resto de instalaciones de nuestra oficina y escoger el más adecuado para cada caso.
Sólo de esta forma conseguiremos mantener tanto los adecuados niveles de higiene como alargar la vida útil de las instalaciones ya que, al usar productos corrosivos en determinados materiales, estos se degradarán rápidamente.
Gestión de residuos:
La mayor parte de los residuos que a día de hoy generan las oficinas suelen ser papel y cartón. Aunque su volumen ha disminuido considerablemente gracias a la digitalización de documentos y a la cada vez menor costumbre de “mandar a imprimir”, sigue siendo importante gestionar estos residuos de forma correcta. Una buena opción es colocar un punto de reciclaje en la oficina, con espacio para papel y cartón, pilas y tóneres de impresoras.
Tampoco hemos de olvidar vaciar a diario las papeleras y sustituir la bolsa de basura de las mismas.
Lucha contra el polvo:
Como hemos mencionado antes, el polvo es uno de los agentes contaminantes que más abunda en la oficina. Recuerda que el polvo puede acumularse en superficies como mesas o estanterías, pero también en los propios equipos electrónicos, en las sillas o asientos, especialmente si éstos están tapizados, así como en la moqueta.
En este caso, es aconsejable utilizar aspiradores de uso profesional y productos y utensilios que “atrapen” el polvo y prevengan su reaparición. Para la limpieza de equipos electrónicos es importante utilizar productos diseñados para tal fin, con el objetivo de no dañar cubiertas y evitar que se filtre líquido o producto en ranuras o conectores.
Especial cuidado en zonas de office y lavabos:
Se trata de los puntos “más delicados” de la oficina. Si cuentas con una pequeña cocina u office, es importante asegurarse de que la basura y los residuos orgánicos se recogen a diario, que no hay alimentos en mal estado dentro de las cámaras frigoríficas y que los microondas se limpian a diario.
En el caso de los baños, detalles como la instalación de un sistema higienizante del ambiente, cuidar la instalación de papeleras y la correcta elección de dispensadores de jabón o toallas de papel pueden marcar una gran diferencia. En estas áreas, la desinfección diaria es fundamental.
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