Aunque parezca mentira en pleno siglo XXI, el sector de los autónomos y emprendedores ha sido, tradicionalmente, territorio del género masculino. Sin embargo, parece que en los últimos años las mujeres han tomado impulso en este sentido y, según uno de los últimos estudios realizados por ATA, la mujer autónoma se erige como la gran protagonista de la recuperación y creación de empleo.
Por ello, y con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora que se celebra, como cada año, el próximo 8 de marzo, queremos homenajear a todo el colectivo de mujeres emprendedoras haciéndonos eco de algunos datos esperanzadores que reflejan que las mujeres avanzan pisando fuerte dentro del colectivo de autónomos:
- Ya hay 1.100.000 autónomas en España, el 35,2% del total del colectivo.
- La tasa de paro femenina (24,7%) es ligeramente superior a la masculina (22,8%).
- La crisis se ha llevado por delante a 282.415 autónomos, de ellos, únicamente 9.020 eran mujeres, el 3,2%.
- Las mujeres representan el 45,7% del crecimiento de autónomos en el último año.
- Canarias (+5,9%) y C. de Madrid (+4,7%), lideraron el crecimiento de autónomas en 2014.
- La mujer autónoma supone en España el 35,2% del total de autónomos, frente al 31,5% de media de la UE.
- Se recupera el número de mujeres autónomas que se han perdido a lo largo de la crisis.
Sin embargo, es importante recordar que, aún hoy, ser mujer y emprendedora es una tarea complicada y siguen apreciándose grandes desigualdades entre el porcentaje de mujeres empresarias, emprendedoras o autónomas, y el de hombres. Pese a que las mujeres son más de la mitad de la población, sólo representan poco más de un tercio del empresariado en España, un patrón que se repite en el resto de la Zona Euro.
[Tweet «Ser mujer y emprendedora es una tarea complicada y sigue habiendo grandes desigualdades»]
Por ello, desde Infoautónomos hacemos una breve recopilación de los retos que aún deben superar las mujeres emprendedoras para llegar a un estado de igualdad no sólo con sus compañeros masculinos autónomos, sino también con las mujeres trabajadoras por cuenta ajena, entre las que aún existen grandes diferencias.
1. La conciliación de la vida laboral, personal y familiar
La conciliación es, quizá, uno de los mayores desafíos de las mujeres autónomas en nuestro país. Y pese a que el Gobierno ha aprobado recientemente medidas para favorecer la conciliación laboral por el cuidado de hijos menores de 7 años, la diferencia con las mujeres que trabajan por cuenta ajena es aún abismal.
A esto, hay que sumarle que, en muchos casos, las mujeres emprendedoras deben ocuparse, además de la gestión de su propio negocio, de las tareas domésticas, lo que frecuentemente se convierte en motivo que frena a muchas futuras mujeres a realizar proyectos de autoempleo o a la consecución de sus objetivos laborales.
2. Abandono de proyectos en etapa temprana.
Desgraciadamente, son también muchas las mujeres que se ven obligadas a abandonar sus proyectos de autoempleo en una etapa temprana del mismo. De hecho, el 28 por ciento de las mujeres emprendedoras abandonan sus proyectos en la fase de incubación empresarial, antes de que se materialicen en negocio, según revela el informe ‘Mujeres Emprendedoras en la Universidad Iberoamericana: casi todo por hacer’ de RedEmprendia.
3. El escaso apoyo de las Administraciones a la mujer autónoma.
Según la última Radiografía de la Mujer Emprendedora realizada por Sage, las mujeres que se deciden a crear una empresa en España destacan el bajo apoyo de las instituciones: el 89% cree que no se fomenta la creación de empresas y el 70% opina que los principales responsables son el Estado y las Comunidades Autónomas.
[Tweet «El 89% de las mujeres emprendedoras cree que no se fomenta la creación de empresas «]
Una opinión que se basa en las dificultades que encuentra este colectivo para poner en marcha su negocio: tan sólo el 11% de las mujeres emprendedoras que se lanzaron a la aventura de crear su propio negocio obtuvieron ayudas y préstamos del Gobierno.
Es por ello que no debemos descuidar a nuestras autónomas, a las presentes y a las futuras. Con la crisis económica corremos el riesgo de que, como ya ocurrió anteriormente en el siglo XX, la mujer se vea obligada a volver al hogar a ocuparse de las tareas y la familia, dejando de lado su crecimiento profesional. Políticas sociales de conciliación, ayudas al emprendimiento femenino y otras medidas de justicia y equidad social se evidencian
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