Si tienes una pyme o eres autónomo con trabajadores a tu cargo, puede que en algún momento necesites hacer ajustes en la plantilla.
Las razones varían: disminución de la demanda, cambios tecnológicos, reestructuración del negocio…
Lo anterior podría hacer que buscaras alternativas al despido laboral, entre las que está el despido silencioso.
¿Es el camino a seguir? ¿Deberías implementarlo en tu empresa? ¿Qué consecuencias tendría en tu negocio?
Lo veremos a continuación.
¿Qué es exactamente el despido silencioso en el trabajo?
Ana llega al trabajo cabizbaja.
De un tiempo a esta parte ha visto cómo la empresa ha reducido sus responsabilidades.
Apenas tiene tareas. Se pasa el día desmotivada, pensando en qué será de ella si la cosa sigue así.
La situación de Ana podría ser un caso de quiet firing o despido silencioso, caracterizado porque la empresa implementa estrategias para desmotivar y provocar la renuncia voluntaria del trabajador.
Estas tácticas suelen ir acompañadas de una reducción de responsabilidades, de la exclusión de proyectos importantes y de la eliminación de oportunidades de crecimiento profesional.
El objetivo suele estar relacionado con evitar los costes del despido formal o esquivar el daño reputacional que pueden suponer los despidos.
¿Qué consecuencias tiene el despido silencioso?
Esta práctica afecta a las dos partes: empresa y trabajador.
Consecuencias para la empresa
Cuando los empleados perciben que sus compañeros son tratados de manera injusta o manipulados para forzar su renuncia, la confianza general en la empresa disminuye.
Si eso ocurre, empeorará el ambiente laboral y caerá la productividad.
Un entorno laboral tóxico también puede llevar a que los empleados de mayor talento busquen oportunidades en otras empresas, lo que afectaría al funcionamiento de la empresa e incrementaría los costes asociados a la contratación y formación de nuevo personal.
Además, las empresas que recurren al despido silencioso pueden ver afectada su imagen, lo que dificultaría la atracción de talento.
En última instancia, si las tácticas utilizadas son consideradas como acoso laboral o discriminación, la empresa podría enfrentarse a cuantiosas demandas y sanciones legales.
Consecuencias para el trabajador
La percepción de no ser válido es común en los trabajadores que sufren el despido silencioso.
A menudo, la disminución del trabajo y el papel secundario en las responsabilidades generan esa sensación de no ser lo suficientemente bueno para desempeñar el trabajo.
Lo anterior puede ir de la mano de episodios de ansiedad, estrés y hasta depresión.
Ejemplos de despido silencioso en el trabajo
Para ilustrar cómo se manifiesta el despido silencioso en el entorno laboral, veamos dos casos:
Marta, analista financiera: llevaba cinco años en una empresa financiera y siempre había recibido el apoyo de sus jefes. Tras solicitar un aumento salarial, comenzó a notar cambios: fue excluida de proyectos relevantes y sus responsabilidades se redujeron a tareas rutinarias alejadas de su formación. A pesar de sus intentos por retomar sus responsabilidades, la dirección no mostró interés alguno, lo que la llevó a renunciar de su trabajo.
Luis, ingeniero técnico: era responsable de coordinar proyectos clave en una empresa. Tras un cambio en la dirección, empezó a ser excluido de reuniones importantes. Sus decisiones eran constantemente cuestionadas. Además, se le negó la participación en cursos de actualización profesional. Esta situación deterioró su motivación y, finalmente, decidió buscar oportunidades en otra empresa para no comprometer su salud mental.
¿Estás siendo víctima de un despido silencioso? 5 claves para detectarlo
Llegados a este punto, es posible que te preguntes cómo saber si estás siendo víctima de una caso de despido silencioso.
Para salir de dudas, anota estas claves:
- Reducción de responsabilidades: las víctimas del despido silencioso casi siempre dejan de recibir tareas importantes. Pueden no tener trabajo asignado o ser relegados a labores rutinarias de menor relevancia. En ocasiones se da el efecto contrario, sobrecargando al trabajador para provocar su renuncia voluntaria.
- Falta de reconocimiento: los logros no son valorados. A menudo, se dejan de recibir instrucciones claras sobre las tareas a realizar.
- Aislamiento social: el despido silencioso suele ir de la mano de la exclusión de reuniones y actividades de equipo. El trabajador puede tener la sensación de estar al margen del grupo.
- Negación de oportunidades de crecimiento: se le niegan promociones, aumentos salariales o acceso a programas de formación.
- Cero explicaciones: lo anterior también suele ir de la mano de una ausencia de explicaciones. No sabrás por qué te han relegado y cuál es la razón de la falta de oportunidades para seguir mejorando.
En definitiva, el despido silencioso es una práctica que, aunque pueda parecer beneficiosa a corto plazo para la empresa, conlleva múltiples consecuencias negativas que afectan tanto al bienestar de los empleados como del propio negocio.
Desde Infoautónomos, apoyamos a los negocios para que eviten estas prácticas y fomenten una cultura de comunicación abierta y desarrollo profesional con sus trabajadores.