¿Quién tiene una startup tiene un tesoro? La cruda realidad es que no. Una startup es tan sólo el comienzo de un viaje lleno de retos y dificultades, cuya superación te permitirá contar con una pequeña empresa y un negocio viable. Ésta es la principal diferencia entre una startup y una PYME. La primera se refiere al momento inicial en el que una idea de negocio pasa a constituirse legalmente. Es cuando, por fin, el negocio comienza a crecer y se vuelve sostenible y rentable, cuando se puede hablar de una PYME.
Ahora bien, si quieres llevar a cabo este proceso de la forma más eficiente posible, es necesario que conozcas las siguientes claves.
El arte de delegar tareas
Puede parecer absurdo, pero una de las mayores dificultades que experimentan los emprendedores a la hora de desarrollar su negocio es delegar funciones. Habitualmente, suelen querer tener el máximo control sobre cada una de las acciones que se lleven a cabo, con independencia de sus conocimientos y formación. Confunden la supervisión con un control absoluto de todos los procesos.
Si quieres que tu startup crezca rápidamente, vas a tener que delegar responsabilidades y perder el control directo sobre aquellas tareas que no formen parte de tu expertise.
Mejora continua de los procesos
Las startups deberían ser capaces de operar con agilidad. La toma de las decisiones y la ejecución de las tareas tienen que poder realizarse rápidamente, sin necesidad de pasar por complejos procesos. De hecho, una de las claves de las startups es que los errores tienen menor impacto sobre su negocio que si se tratase de una gran empresa.
No obstante, eso no quiere decir que no deba haber procesos de ningún tipo. Es necesario contar con unos protocolos de actuación mínimos. De lo contrario, el avance del negocio quedará totalmente en manos de la voluntad y dedicación de los socios.
Los mecanismos de comunicación, toma de decisiones y asignación de tareas deben estar claros desde el primer momento, y lo que es más importante, han de ser mejorados cada vez que surja un problema.
Todo el equipo es comercial
Esto es algo de lo que no se suele hablar demasiado. En una startup, todos y cada uno de los socios deben ser comerciales del negocio y tener perfectamente claro el “elevator pitch” de la idea de negocio. De esa manera, estarán preparados para abordar a un cliente potencial o a un inversor en caso de ser necesario. Muy a menudo, esta responsabilidad es atribuida únicamente al CEO de la compañía. Grave error. La clave de todo negocio es vender. Si quieres que tu startup se transforme en PYME rápidamente, tu primera tarea, sea cual sea tu puesto, es vender.
Crecimiento orgánico e inversión externa
Con frecuencia se fomenta la idea de que una startup necesita fuertes sumas de dinero provenientes de inversores externos. Ésta es una verdad a medias. Si bien es cierto que determinadas ideas de negocio requieren de una inversión inicial cuantiosa, también lo es que muchas startups han crecido de forma orgánica sin necesidad de capital ajeno. La naturaleza de tu negocio va a determinar mucho las posibilidades de hacerlo crecer con tus propios recursos. Evita la idea de obtener un retorno rápido de tu inversión en cuanto el negocio comience a dar frutos. En su lugar, re-invierte en la startup parte o todo el beneficio obtenido para acelerar el proceso de crecimiento.
La inversión externa sólo debería llegar cuando tengas muy claras las vías de crecimiento de tu negocio y hayas experimentado diversas alternativas. De lo contrario, no sólo pasarás a perder parte del control de tu startup, sino que te arriesgarás a malgastar un dinero que no es tuyo.
¿Cuál ha sido tu experiencia hasta ahora con tu startup? ¿Cuáles son las medidas que estás tomando para hacerla crecer y convertirla en una PYME viable?