Emprender en España no es tarea sencilla. Desde que nace la idea de negocio hasta su apertura el emprendedor tiene un largo camino por delante con algunos obstáculos que desafiar. ¿Pero qué ocurre si además se trata de un emprendedor extranjero? En este artículo repasamos algunas de las dificultades que puedes encontrar si este es tu caso.
1.Burocracia: permiso de residencia y trabajo por cuenta propia
Con el emprendedor español compartes algunas de esas dificultades, especialmente la de la burocracia. Poner en marcha una actividad emprendedora requiere numerosas acreditaciones y justificantes. Este “papeleo” se ve multiplicado para los solicitantes extranjeros que quieren ejercer por cuenta propia en España. Para ello precisan de una solicitud de residencia y trabajo por cuenta propia por un periodo de un año. ¿Cómo se tramita esta solicitud?
En primer lugar, debes remitirte a la oficina consular correspondiente a tu país de origen y presentar una serie de documentos acreditativos:
- Copia del pasaporte
- Certificado de antecedentes penales
- Certificado sanitario
- Titulación para el ejercicio de la profesión
- Acreditación de que cuenta con suficiente inversión
- Proyecto de establecimiento o actividad
- Autorizaciones o licencias que se exijan
Una vez realizada la solicitud toca tirar de paciencia y esperar un poco. La Administración tiene un plazo de tres meses para dictar una resolución.
Por otro lado, con vistas a agilizar todos los procesos de alta en la Seguridad Social o Hacienda se han desarrollado en los últimos tiempos vías telemáticas para realizar los registros y las solicitudes pertinentes sin que estas medidas hayan simplificado del todo los muchos procesos por los que debe pasar el emprendedor extranjero.
2. El idioma y la idiosincrasia
¿Y cómo lidiar con esta burocracia cuando no conoces la cultura administrativa, social, económica o la lengua del país donde pretendes establecerte como emprendedor? La idiosincrasia española puede resultarte una barrera, máxime si no dominas con soltura la principal herramienta de comunicación, el idioma. Y quien piense que con el inglés se puede manejar está equivocado. A diferencia de muchos países de la UE en España no hay dominio de la lengua de Shakespeare.
Las barreras no son sólo lingüísticas. Incluso si dominas el español pero no estás familiarizado con la Administración, los derechos y las obligaciones del autónomo o el empresario, puedes verte un poco perdido a la hora, por ejemplo, de solicitar subvenciones, elegir una forma jurídica para establecer tu actividad, seleccionar un epígrafe del IAE o dar de alta a un trabajador.
3. Gestión de la contabilidad y finanzas
Este es un punto clave para el emprendedor extranjero. Debes saber que en España se regula cómo gestionar la contabilidad de las empresas o de la actividad del autónomo. Hablamos de los libros de cuentas anuales, trimestrales, facturas y otros documentos acreditativos de tu actividad que pueden ser requeridos por Hacienda en cualquier momento ante una posible Inspección.
4. La importancia de un asesor
Pero no desesperes si sufres algunos de los problemas. Lo más recomendable para evitarlos es contratar los servicios de un asesor con el que sólo debes dejarte llevar. España te abre las puertas al emprendimiento pero un asesor te dará la mano para traspasarlas conforme a la Ley y con pleno conocimiento de lo que te conviene.
Y si lo que te preocupa es no saber llevar las cuentas de tu negocio existen softwares de contabilidad y facturación de sencillo manejo con los que podrás llevar al días todas las cifras y tenerlas claramente digitalizadas para presentarlas, llegado el momento, a tu gestor o a un inspector de Hacienda.
5. Valentía y positivismo como remedios naturales
Emigrar y emprender son casi deportes de riesgo con un resultado incierto que buscan siempre agregar valor y mejorar. Son precisamente la valentía, el arrojo y la ilusión que requiere iniciar una actividad laboral por cuenta propia en un país extranjero los valores idóneos para hacer frente a la piedras en el camino del emprendedor extranjero. Y recuerda quien no arriesga, no gana.