El último trimestre del año es para autónomos y empresarios un momento clave. Se juntan varias cosas:
- El cierre del año: se aprovechan los últimos cartuchos para conseguir clientes antes de las Navidades (salvo si estás en negocios como la hostelería que los vas a tener probablemente a cascoporro 😉 )
- Se siembra para recoger después de las Navidades. La manera como cierras el año muchas veces es el augurio de lo que te espera al siguiente y más vale que sea bueno.
- Se planifican los objetivos, hitos, acciones y estrategias del año siguiente.
Me voy a centrar en este último punto. Sólo tiene sentido que lo hagas si:
- Tienes claro dónde quieres colocar tu empresa al año siguiente.
- Te crees que realmente puedes colocar tu empresa en dicho lugar, dicho de otra forma, es algo que realmente crees que puedes conseguir.
- Además de planificar vas a actuar.
- Vas a medir resultados y ajustar las acciones por el camino si ves que no llegas donde quieres llegar antes de mover objetivos.
Si no vas a hacer nada de esto no pierdas el tiempo, date a los turrones, al cava, al cordero asado si eres carnívoro o al tofu y a la verdura si eres vegano y pídele al año todos los deseos esos que todo el mundo pide y encomiéndate a San Cucufato para que te los conceda (ya sabes la plegaria…San Cucufato San Cucufato, tráeme mucho dinerito y amor este año o los… te ato). También puedes escribirles la carta a los Reyes Magos.
Bromas aparte, una cosa es fluir con la vida sabiendo lo que uno quiere y haciendo que las cosas sucedan y otra muy distinta esperar que los astros se alineen con el planeta Ganimedes a ver si hay suerte. Con la primera actitud tienes opciones de conseguirlo. Con la segunda es más fácil que te toque el gordo de la lotería de Navidad, créeme.
El paso de empleado a emprendedor después de los 40 supone muchos cambios en la manera de pensar, sentir y hacer para tener un ingreso razonable todos los meses. Si no tenías costumbre de trabajar por objetivos, ese es uno de los primeros cambios. Al principio no es sencillo porque no sabes calibrar muy bien lo que quieres con lo que eres capaz en este momento de conseguir y ponerte un plan que tenga sentido y que además sea lo suficientemente flexible como para ajustarlo sobre la marcha porque contratiempos y sorpresas inesperadas siempre hay. No olvides que cuando emprendes te lanzas a ese mar de aguas procelosas llamado INCERTIDUMBRE.
La teoría dice que los objetivos han de ser SMART (Specific, Measurable, Achievable, Realistic, Time limited, es decir, específicos, medibles, alcanzables, realistas y limitados en el tiempo), pero ¿qué pasa en la práctica?
Que si tu determinación y tu compromiso no son muy fuertes, si no acabas de creerte lo que puedes conseguir y estás desentrenado, eso te va a llevar en vez de a ponerte objetivos a soñar con los pies en el aire en vez de en la tierra. ¿Resultado? Frustración, creer que no eres lo suficientemente bueno, que los objetivos no valen para nada porque luego nunca se cumplen… Y es que no se tienen que cumplir por sí mismos, no se trata de esperar que la flauta suene por casualidad y a ver si “sale algo”. Se trata de algo mucho más profundo que tienes que poner en marcha desde tu interior, para que realmente le mandes al universo la señal de que realmente estás haciendo todo lo que está en tu mano para lograrlo. Eso se llama crear oportunidades.
Un esfuerzo total es una victoria completa decía Gandhi y lo cierto es que cuando realmente das todo lo mejor de ti y pones toda la carne en el asador no con las palabras, sino con los hechos, entonces es cuando el universo conspira y las cosas salen.
Por lo tanto, a la hora de planificar tus objetivos para el año que viene te recomiendo que antes hagas una pequeña reflexión y que observes lo que sientes porque es desde ese lugar desde el que has de planificar y no desde la cabeza.
Esto es lo que tienes que valorar antes de nada.
1. Que quieras de verdad ir de A a B
¿Esto qué significa realmente? Tienes que tener una sensación interior de deseo, de ganas. Si lo que se pasa por tu cabeza es duda, en el fondo no lo quieres tanto y eso se traduce en que tus acciones van a ser tímidas, sin convicción y probablemente tires la toalla antes de tiempo.
Observa tus sensaciones. Si tienes un cosquilleo como cuando estás deseando que llegue el día que te vas a hacer ese viaje de tus sueños, entonces estás en el camino.
2. Te sientas capaz de lograrlo
Esto significa tener fe en ti mismo. Sí, estoy segura de que te lo han dicho muchas veces. Cree en ti. ¿Pero qué significa realmente? Pues ni más ni menos que tienes la certeza de que venga lo que venga, aunque a lo mejor ahora no sepas muy bien cómo lo vas a hacer, sabes que encontrarás la manera y que al final saldrás. No te lo piensas una y otra vez, lo piensas un poco solamente y te pones a hacer. Esto no significa hacer a lo loco, lo que significa realmente es dejar de darle vueltas. Hazte a la idea de que te vas a tirar a una piscina de golpe. Probablemente el agua esté fría. Si te paras a pensártelo mucho al final no te tiras o te mojas un poco y listo. Si no te lo piensas, aunque sepas que está fría, sabes que si te pones a nadar rápido ese frío es un momento y luego te sentirás muy a gusto y además tu cuerpo te lo agradecerá.
3. Tengas los recursos que necesitas
Aquí más importante que tener los recursos es ser consciente de lo que ya tienes y de lo que necesitas y estar dispuesto a remover cielo y tierra para conseguirlo. Lo que ya tienes aprovecharlo al máximo y lo que te falta, como digo, no parar hasta conseguirlo. De nuevo este punto tiene que ver con el anterior. Se trata de tener fe en tus posibilidades y en crear otras posibilidades nuevas y eso sólo se consigue cuando te mueves con un objetivo claro, cuando tienes claro adonde quieres llegar, con lo que enlazamos de nuevo con el punto 1 y vuelta a empezar;-)
Esta actitud y la manera de planificar correctamente los objetivos, estrategias y acciones es lo que trabajo con mis clientes en mis cursos y programas. Las técnicas y estrategias no sirven de mucho si tu manera de pensar y sentir no es la adecuada y viceversa. Entra en mi web y llévate de regalo mi curso Los 13 errores que no debes cometer y cómo evitarlos para emprender con éxito después de los 40, donde recojo una buena parte de lo vivido cuando empecé a emprender y de lo que tú también puedes aprender y empezar a ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo desde el minuto cero.