Tocar techo. Esa es la expresión que mejor define lo que muchos empleados sienten cuando, después de un tiempo en la misma empresa, se dan cuenta de que ya no es posible seguir creciendo profesionalmente. Para evolucionar no queda más remedio que cambiar de compañía o abrir un negocio propio. Al menos, esas eran las dos opciones mayoritarias hasta ahora. Pero ¿y si fuera posible continuar innovando dentro de la misma empresa? Eso es lo que se conoce como intraemprendimiento y son cada vez más las organizaciones que deciden ponerlo en práctica.
Los intraemprendores tienen las habilidades de un buen emprendedor, pero han decidido volcar sus esfuerzos en un trabajo por cuenta ajena. Eso significa que este perfil con iniciativa propia puede ayudarte a innovar, a hacer crecer tu empresa y, en definitiva, a llegar más lejos. Claro que para conseguirlo tú, como empresario, también debes poner de tu parte.
¿Cómo fomentar la cultura del intraemprendimiento en tu empresa?
Algunas grandes compañías, como Google, ya se han decidido a impulsar esta metodología de trabajo. De hecho, el gigante de Internet anima a sus empleados a dedicar un 20% del tiempo a proyectos personales. Sin embargo, las pequeñas o medianas empresas también pueden beneficiarse del intraemprendimiento. Si es tu caso, piensa además que este tipo de negocios tiene un gran potencial de crecimiento por delante.
Dicho esto, vamos al grano: ¿quiénes son los intraemprendedores?, ¿dónde puedes encontrarlos? y ¿cómo conseguir que trabajen para tu empresa? Aunque ahora tengas muchas preguntas, es más sencillo de lo que crees. ¡Toma nota!
1 Cuida el proceso de selección
Si quieres que tus trabajadores te ayuden a crear una empresa más fuerte, obviamente lo primero que necesitas son buenos empleados y afinar en el proceso de selección. Además de valorar la formación, ten en cuenta otras capacidades personales como la creatividad, el positivismo o la proactividad.
2 Forma a un gran equipo
Como ya hemos dicho tantas veces, a emprender también se aprende. Tu equipo necesita formarse en distintos ámbitos. Por un lado, en el sector en el que se mueve la empresa para estar siempre al día. Por otro lado, en las cualidades básicas del emprendedor: desde la iniciativa hasta el sacrificio. Intenta hacer que tus trabajadores sean soñadores. Si se ilusionan por sus proyectos, será más fácil que salgan adelante.
3 Fideliza a tus empleados
Puede que pienses varias veces al día en cómo fidelizar a tus clientes. Sin embargo, es muy probable que no hayas trazado ningún plan para retener a tus empleados. ¡Grave error! Recuerda que los trabajadores son el principal activo de tu compañía y, si ellos no crecen, tu compañía tampoco lo hará.
En este sentido, además de un sueldo digno y un agradable clima laboral, es importante que hagas sentir a tu equipo como una parte imprescindible de la empresa. De este modo, conseguirás que se preocupen más por los asuntos que afectan al negocio.
4 No te olvides de escuchar
Ten siempre alerta tus oídos. Escucha a todos y hazlo en igualdad de condiciones, sin importar si es tu socio o el becario que acaba de llegar. Cualquiera puede tener una gran idea. A veces te sorprenderán; otras no estarás de acuerdo en lo que te digan y tendrás que hacerlo saber, pero en cualquiera de los casos deberás que ser capaz de transmitir interés por lo que te digan. Solo así generarás confianza en tu equipo y recibirás nuevas propuestas.
5 Premia la iniciativa
Estar siempre dispuesto a innovar o generar nuevas ideas de negocio requiere tiempo y un gran sacrificio. Por eso, si consigues que alguno de tus empleados se convierta en intraemprendedor deberías premiar su iniciativa o al menos agradecerla.
6 Y, sobre todo, ¡arriésgate!
Ahora que eres jefe, no te olvides de lo que significó emprender. Los intraemprendedores se van a equivocar y puede que cometan errores, pero eso forma parte de las reglas del juego. Ya sabes aquello de “quien no arriesga, no gana”. Así que no te lamentes cuando algo no salga como esperabas. Al contrario, intenta sacar partido de la caída. Acuérdate que el post-it nació gracias a un simple pegamento mal fabricado.