¿Cuántas veces has pensado en tirar la toalla? Se calcula que el 80% de las empresas nuevas cierran antes de cumplir los 5 años de vida y solamente un 10% es capaz de superar la década con éxito. No parece una buena forma de empezar un post, ¿verdad? Sin embargo, lo primero que debe saber cualquier emprendedor, antes de nada, es que el mundo empresarial es un mundo de caídas. Los tropiezos forman parte del día a día. Y la virtud consiste más bien en saber levantarse que en esquivar las piedras del camino.
Cuando Steve Jobs, el genio de Apple, tenía solo 30 años fue despedido de su propia compañía. En aquel momento podría haberse rendido, pero en lugar de eso, decidió fundar una nueva empresa (NeXT), que tiempo después volvió a abrirle las puertas de Apple. No es un caso aislado. También otros grandes empresarios millonarios como Bill Gates o Arianna Huffighton tuvieron que enfrentarse a fracasos estrepitosos.
Estas historias demuestran que el éxito empresarial está ligado directamente con la perseverancia. Si algo falla, inténtalo otra vez y otra y otra. El mayor fracaso es tirar la toalla. No obstante, esto no significa que cualquier proyecto sea viable. A veces, en lugar de modificar los ingredientes, es necesario cambiar la receta por completo. Es decir, que si crees que lo has probado todo y los resultados siguen sin convencerte es que necesitas empezar de cero, con una nueva idea.
¿Cómo evitar perder la motivación?
En la teoría este planteamiento de seguir adelante pese a todo resulta muy sencillo, pero en la vida real enfrentarse a la frustración es más difícil. Aceptemos que no somos superhéroes, sino seres humanos a los que les duele cada caída. El hecho de que algo en lo que hemos invertido dinero, tiempo e ilusión falle nos deja hechos polvo. Por eso es tan importante asimilar que el riesgo existe, que lo mismo que te ocurre a ti antes les ocurrió otros que ahora triunfan.
En este sentido, es fundamental reconocer cuándo y dónde nos hemos equivocado para pedir ayuda. El apoyo de otros profesionales, de los amigos y de la familia es un todo un impulso para mantener la motivación. Además, cuando te sientas perdido y sin ganas, intenta recordar qué es lo que has aprendido hasta ahora. Te sorprenderá darte cuenta de lo mucho que has crecido.
Si la frustración te impide pensar con claridad, tómate algo de tiempo para poder ver las cosas con otra perspectiva. Cuando lo logres, volverás a comenzar desde el principio con la misma ilusión del primer día, pero con muchas lecciones aprendidas. Llegado ese punto, no te olvides de revisar nuestra guía para emprender, 11 etapas para seguir el camino correcto.
¿Merece la pena ser emprendedor?
La verdad es que lanzarse y, sobre todo, permanecer en el mundo empresarial es una tarea complicada, que da muchos dolores de cabeza. Sin embargo, ya habrás podido comprobar que cuando algo que has creado tú mismo funciona la satisfacción es incomparable. Esa felicidad acaba con cualquier atisbo de frustración y nos da alas para seguir creciendo personal y profesionalmente.
Decía Antoine de Saint-Exupéry que “el hombre [o la mujer] se descubre cuando se mide con un obstáculo”. Y es que no somos realmente conscientes de nuestras capacidades hasta que las dificultades se nos presentan en el camino. Cuando esto ocurre solo pueden pasar dos cosas: que las superemos o que tropecemos y tengamos que sacar fuerzas para levantarnos. En ambos casos, saldremos ganando una lección valiosa. No hay olvidar que, como explicamos en este post, a emprender también se aprende.