Trabajar con niños pequeños en casa no es tarea fácil. Creemos que puede resultar imposible, pero no lo es, siempre y cuando también planifiquemos nuestro tiempo “al dedillo”. Esta opción de vida precisa de varias dosis de paciencia, buen humor, organización, una gran capacidad de concentración y flexibilidad. Además, tenemos que pensar que a ellos tampoco les hace gracia estar en casa mientras los demás niños están en el parque; así que hay que ser comprensivo y entender sus emociones.
Aquí va una serie de consejos para que la conciliación de la vida familiar y laboral sea lo más llevadera posible:
- Trabajar en casa con niños pequeños te permite desarrollar tu paciencia de manera infinita. Con los niños te das cuenta de que la paciencia no tiene límites. Para ello, intenta contar 10 o 15 antes de enojarte. Respira, relájate y explicales las cosas de manera educada, sin gritos y malas palabras.
- Productividad al máximo. No tienes que llevarlos a la guardería, ni a la escuela por lo que no tienes la presión de los horarios. Verás que se pueden despertar un poco más tarde y tú, mientras tanto, puedes anticipar trabajo en las horas en las que ellos descansan. Te darás cuenta de lo productivas que pueden llegar a ser tus horas al concentrar en ellas todo el volumen de trabajo. Digamos que trabajarás “como una moto” antes de que se despierten. No distracciones en las redes, no navegar por Internet, no consultar viajes online, etc, etc. ¡Eso sí que es productividad! Aprendes, a veces por las malas, a aprovechar hasta el último minuto para exprimir tu propio horario.
- Desarrollas tu capacidad de organización y planificación. Hazte con pizarras organizadoras para la puerta de la nevera. Organiza tareas para los pequeños con el fin de que no se aburran. Te darás cuenta de que tienes una nueva profesión en tu vida, organizadora de actividades. Eso sí, planifica también tu agenda. De 7 a 8 de la mañana puedes adelantar trabajo; en horas que requieran de menos concentración, actualiza tus redes profesionales; por la noche, programa correos electrónicos para que se envíen a primera hora, etc.
- Trabajar en casa no es cuestión de trabajar de 8 a 3 y de 4 a 6. Aquí no hay horarios definidos. Tienes que adaptar tu horario a tus necesidades y a las de los peques, por lo que tendrás un horario diferente al resto de mortales. Has de ser flexible y contar con una jornada laboral igual de flexible. Si el bebé se despierta en la noche, o por cualquier motivo, te han desvelado, aprovecha y trabaja. No des vueltas en la cama, ni te pongas nervioso viendo cómo pasan los minutos y no puedes conciliar el sueño. Mejor, enciende tu ordenador y trabaja con el silencio de la noche o con la música relax que elijas para ello. Los segundos se convertirán en minutos y los minutos en horas.
- Aprovecha el tiempo. En los momentos en los que los pequeños estén entretenidos en casa bien en alguna actividad extraescolar, atiende los asuntos prioritarios del día, haz llamadas urgentes y resuelve las tareas profesionales del día marcadas previamente en agenda. Recuerda, maximiza este periodo de tiempo en el que tu hijo está entretenido.
- Paciencia. Una casa con niños es sinónimo de imprevistos, sustos, enfermedades, etc. Tienes que multiplicar tus fuerzas por dos y para ello debes tener paciencia y no agobiarte. En caso de que necesites resolver un asunto urgente del trabajo, contacta con familiares que te puedan echar una mano puntual.
Aplica estos consejos cuando trabajes en casa de forma habitual, o bien, estés por la tarde en casa y debas trabajar unas horas junto a tus hijos. Tanto un caso como otro, tenemos que ser coherentes y no perder la cabeza. Lo ideal es disfrutar de ellos y que disfruten también de nuestra compañía. Existen numerosas ventajas de trabajar en casa con los pequeños, la más importante: verlos crecer y no perder su evolución.