La carga tributaria que soportamos los autónomos y empresarios españoles es una de nuestras quejas más frecuentes. Y lo cierto es que no es vano. Cada año debemos hacer frente a un porcentaje de impuestos sobre los ingresos netos que alcanza el 50%. Es decir, que la mitad de lo que ganamos no nos pertenece a nosotros, sino a Hacienda. Así lo confirma el informe Paying Taxes 2016, elaborado por PwC en colaboración con el Banco Mundial.
Esta tasa nos deja muy lejos de la media de la Unión Europa, que se sitúa en el 41%, y de la media mundial, que es del 40,8%. Si estableciésemos un ranquin, España ocuparía el puesto número 26 de 32, por lo que estamos en la cola. Frente a nuestro 50% destacan otros países como Croacia o Luxemburgo, donde el porcentaje de impuestos sobre los ingresos netos se queda aproximadamente en el 20%. Por detrás de nosotros, en las últimas posiciones de lista, están nuestros vecinos del norte y las empresas italianas. En Francia la carga tributaria asciende al 62,7% y en Italia al 64,8%.
¿Cómo nos afecta el pago de impuestos?
La mayoría estamos de acuerdo en que es necesario aportar una parte de nuestros ingresos al Estado para garantizar los servicios públicos. Sin embargo, una carga excesiva a las empresas dificulta el crecimiento y, por tanto, puede llegar a frenar el empleo y el autoempleo. De hecho, el informe de PwC también analiza la relación que existe entre ambos factores.
En este sentido, indica que la carga tributaria, especialmente las tasas sobre los rendimientos del trabajo y las cotizaciones sociales, debería adaptarse mejor a la situación actual del mercado laboral. Esto incluye el aumento del autoempleo y la contratación a tiempo parcial.
Por otra parte, la carga tributaria es uno de los aspectos que más influye en un país a la hora de establecer la facilidad que existe para hacer negocios. Algo que puede determinar incluso la inversión extranjera. Al respecto, el informe Doing Business 2016, recoge la evolución del porcentaje de impuestos empresariales que hubo en España entre 2004 y 2014. Lo cierto es que a principios de la década, las compañías españolas teníamos que pagar un 60% de tasas, pero a partir de 2007 el porcentaje comenzó a bajar hasta alcanzar el mínimo en 2010, cuando se situaba aproximadamente en el 40%.
Sin embargo, en los años 2012 y 2013 la subida de la carga tributaria fue muy pronunciada y alcanzó hasta el 60% para disminuir posteriormente hasta el 50% actual. Una evolución que, aunque ha mejorado la posición de España en el ranquin mundial que mide la facilidad de hacer negocios, nos sigue dejando por detrás de muchos de nuestros vecinos europeos.
Algunas cifras positivas
A pesar de que la carga tributaria que soportamos no sea motivo para la alegría, hay otros aspectos relacionados con nuestros impuestos por los que sí podemos estar más contentos. El estudio Paying Taxes 2016 deja a España en muy buen lugar lugar si tenemos en cuenta el análisis que hace sobre el tiempo que dedicamos las empresas a cumplir con las obligaciones fiscales y el número medio de pagos que debemos hacer.
Se calcula que empleamos 158 horas anuales a preparar, presentar y abonar nuestros impuestos, mientras que la media europea es de 185,5 y la mundial de 261. Además, solo tenemos que realizar 9 pagos a Hacienda, frente a los 10,9 de Europa y los 25,6 mundiales. Esta mejora se debe a los avances tecnológicos que se han puesto en marcha en los últimos años, como la creación de plataformas online para las gestiones fiscales o la implantación de la factura electrónica en el Sector Público.