Una empresa sin planificación, es un proyecto sin rumbo ni objetivos definidos. Poco importa el tamaño y el número de empleados. Tanto si eres autónomo como si diriges una pyme, la estrategia empresarial debe ser el centro de las operaciones y de las decisiones. Por este motivo, hoy abordamos el tema de la estrategia corporativa y descartamos algunas ideas preconcebidas. Porque un plan estratégico no solo está reservado a las grandes empresas y las lujosas salas de juntas de las multinacionales.
Es la ruta por la que quieres que transite tu negocio, la guía para alcanzar los objetivos propuestos y la manera de conseguirlos. Por ello, independientemente de cómo sea tu proyecto, implementar una estrategia corporativa es clave.
Definición de la estrategia corporativa
La estrategia corporativa es la que marca el alcance de la actividad de la empresa, es decir el ámbito de actuación del negocio. Esta perspectiva permite enfocar el esfuerzo y las acciones concretas en el crecimiento y la expansión de la marca.
A la hora de planificarla, consiste en definir cuál es el mercado, a qué segmento se dirige y cómo diversificar los productos o servicios.
Puede parecer un espacio dedicado en exclusiva a las grandes marcas pero, como adelantábamos antes, esta estrategia se puede – y se debe– aplicar a todos los niveles. Por eso, repasamos algunas de las principales posibles actuaciones dentro de la estrategia corporativa.
3 ejemplos de estrategias corporativas
Hay muchas formas diferentes de planificar una estrategia corporativa. En función de la actividad y de la previsión de crecimiento, podrás poner en marcha una serie de medidas.
Alianzas estratégicas
La unión hace la fuerza.
Sí, efectivamente. Si quieres ampliar mercado, aumentar la visibilidad y llegar a más clientes, dar con esos contactos clave es fundamental. Crear sinergias, unir recursos y generar ese win to win. Las tendencias abogan por una manera más flexible de hacer negocios, donde las colaboraciones puntuales, la adaptabilidad y la flexibilidad ganan terreno. Por eso, cada vez más, la alianza estratégica es una opción muy utilizada por las empresas.
Una alianza puede ir desde realizar un intercambio no monetario (tú ofreces un servicio a cambio de otro), hasta compartir espacios de trabajo o aparecer como especialista con otro profesional o pyme.
Para que funcione es imprescindible la transparencia, que se comparta una visión similar del negocio y que las dos partes sientan que se benefician con ello.
Integración
Crecimiento horizontal o vertical.
Esta estrategia permite llegar más lejos y adquirir un mayor control sobre el mercado. La integración puede ser vertical u horizontal. Esto quiere decir que una empresa tiene la posibilidad de crecer de dos maneras:
- Horizontal: la compra de otra empresa del sector permitiría ampliar los nichos y llegar a un público más variado.
- Vertical: incorporar una etapa (por ejemplo, el proceso de distribución si eres el fabricante) permite controlar mejor los costes y el acceso al mercado y crecer de manera vertical.
La integración también puede implicar incorporar en la plantilla a un colaborador, evitando los intermediarios e invirtiendo más en canales de producción, o introducir el proceso de embalaje en las tareas internas en vez de externalizarlo.
Esta estrategia corporativa te permite tener más control sobre los procesos en torno a tu actividad, pero también, al crecer tendrás menos flexibilidad y menor margen de maniobra. Por lo que es importante elegir bien los pasos a dar.
Diversificación
No pongas todos los huevos en la misma cesta.
Las grandes empresas lo saben y diversifican los productos, las gamas y los mercados en los que actúan. Muchas compañías de teléfono tienen una marca low cost, o las energéticas una línea de energías renovables. Diversificar implica no pararse, adelantarse y también disminuir el riesgo frente a los imprevistos.
Puedes llevarlo a cabo en productos o servicios similares o abrir nuevos mercados sin relación aparente con tu actividad actual. Una manera de diversificar puede ser ofrecer un producto diferente, posicionarte en el plano offline y online o trabajar una vía de ingresos alternativa, como un infoproducto, una formación, talleres, etc.
Implementar una estrategia corporativa y definir tu estrategia competitiva es de vital importancia en cualquier escala del negocio. Permitirá definir el ámbito de actuación y los mercados de tu actividad. En función de cómo se plantee, se establezca y se ejecute se obtendrán unos resultados de los que dependerá, en gran medida, la trayectoria y el crecimiento de la empresa.