Si éste ha sido el año del crowdfunding, financieramente hablando, la escasez de crédito que lastra la competitividad de los autónomos y pequeñas empresas españolas ha llevado a aguzar aún más el ingenio y cada vez son más las fórmulas alternativas de financiación por las que optan pymes y emprendedores, como el crowdlending.
El crowdlending es otra fórmula de financiación colectiva en la que son los particulares los que realizan préstamos a empresas a través, generalmente, de plataformas online. La principal diferencia de éste modelo de financiación frente al crowdfunding es que, en el segundo, los particulares invierten en forma de capital social, obteniendo participaciones de la empresa, mientras que en el primero la financiación se lleva a cabo en forma de préstamo.
¿Cuáles son las condiciones de los préstamos en crowdlending?
En éste sistema crediticio son los propios inversores, los particulares, los que deciden la cuantía que van a prestar y el tipo de interés. Si una empresa recibe muchas peticiones de financiación, puede elegir entre las que ofrezcan un menor interés y, al finalizar el periodo de financiación, cada particular recibirá el interés solicitado.
La filosofía que gira en torno a éste modelo de financiación es la de dotar a los particulares de poder para decidir en qué tipo de proyectos invierten. Gracias a las plataformas online desde las que se realiza la inversión, se ofrece una información transparente de a qué actividades se destina el dinero invertido.
Pese a que va ganado terreno, se trata de una fórmula incipiente en nuestro país en la que es necesario tener en cuenta algunos aspectos. Ha sido, precisamente, el concepto de transparencia, de conexión entre el inversor y la empresa en el entorno online y, en especial, mediante el uso de redes sociales, lo que ha echo que ésta fórmula vaya ganado posiciones en los últimos meses.
No obstante, cabe recordar que las plataformas de crowdlending no están dentro del fondo de garantía de depósitos, por lo que si la empresa en la que se ha invertido fracasa, el particular lo tendrá muy difícil para recuperar la inversión.
Sin embargo, las plataformas que gestionan éste tipo de financiación seleccionan cuidadosamente los proyectos que entrarán a formar parte de ellas, lo que ha conseguido reducir la tasa de impagos a un 2%, mientras que la morosidad en banca es de más de un 10%.
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