La historia de la relación entre el hombre y la máquina viene de lejos pero los avances tecnológicos de los últimos tiempos nos abocan a un cambio radical e inminente en el mercado laboral. Aparecerán nuevas profesiones y desaparecerán otras, la cuestión es ¿cuáles sobrevivirán?
La compañía PokerStars publicaba hace un tiempo una completa infografía que sintetizaba las conclusiones de varios estudios enfocados a discernir entre aquellas profesiones con más y menos probabilidades de ser realizadas por autómatas, los trabajos que en un futuro dejarán de ser hechos por humanos.
Los factores de “riesgo” para que un trabajo acabe siendo automatizado, bien sea por robots o por ordenadores, tienen que ver con el tipo de habilidades humanas que implican. Cuanto más física sea la labor, más probabilidades tendrá de ser mecanizada; por el contrario, todo aquello que tenga que ver con las emociones o la psique será más difícil de ser realizado por una máquina. Hay una oposición entre los oficios que consisten en manipular o percibir de manera mecánica y los que requieren el uso de la inteligencia, ya sea la creativa o especialmente la que implica habilidades sociales como la empatía o la capacidad de persuasión.
1. El sector industrial, el más susceptible de automatización
Teniendo esto en cuenta, los trabajos con más riesgo de ser mecanizados son evidentemente los del sector industrial pero también algunos relacionados con la burocracia o las labores administrativas, como los contables o los auditores, y del área de servicios, como los camareros o los dependientes. En un término medio están los puestos que requieren cierta creatividad como los programadores informáticos, diseñadores o economistas. Y en el lado más “seguro” están los que tienen una implicación emocional como los cuidadores, los médicos o los puestos ejecutivos.
Así, por poner ejemplos todavía más concretos, según la infografía titulada The Odds of a Machine Doing Your Job (“Las probabilidades de que una máquina haga tu trajo”, que puedes ver entera aquí), los conductores de autobús tendrían un 97’8% de posibilidades de ser sustituidos por una máquina, los funcionarios de correos un 95%, los jueces un 40’1% y, sin embargo, los instructores personales de gimnasia sólo un 8’5%.
2. El valor de lo humano en un mundo automatizado
El perfil que se busca en un profesional para el año 2020 está directamente relacionado con la automatización del mercado laboral: inteligencia emocional, resolución de problemas complejos, pensamiento crítico. Son características tan intrínsecamente humanas que difícilmente se pueden sustituir con algoritmos.
Ni siquiera hay que esperar a 2020, la automatización de los puestos de trabajo y los nuevos perfiles demandados como consecuencia tienen un reflejo importante también en el reciente informe de la consultora Spring Professional sobre los perfiles que más se solicitarán en España para 2017. Básicamente hay cuatro puntos fundamentales que se buscan: ser estratégico, contar con experiencia internacional, tener un perfil tecnológico y una formación multidisciplinar. La capacidad de negociación y la de adaptación, o ser capaz de generar ideas y soluciones son valores al alza porque es muy difícil que una máquina los reproduzca.
Sobre el papel el nuevo mercado laboral pinta muy bien. Nos permitiría tener más tiempo libre y serían puestos en constante cambio que nos permitirán desarrollar nuestro lado más creativo y establecer relaciones enriquecedoras con nuestros colegas, además de estar mucho mejor pagados que los trabajos manuales. Al fin y al cabo las máquinas están para hacer esos trabajos aburridos que nadie quiere hacer, pero ¿es oro todo lo que reluce?
El problema, uno de ellos al menos, es que, tal y como se señalaba en el reportaje “Los nuevos amos del mundo” de la Sexta Columna que recogía las claves del ascenso de los gigantes de las empresas tecnológicas, son muy pocos los que se ajustan a ese perfil que se demanda. O mejor dicho, hay muy pocos puestos con esas características. La tecnología por el momento no genera tanto empleo como parece, por lo que podríamos acabar con un mercado laboral muy reducido y con muchas desigualdades.