El jueves pasado tres multinacionales, una española, una americana y otra inglesa anunciaron recortes de empleo que afectarán a casi 8.000 trabajadores. La multinacional española es Telefónica, que ha anunciado un recorte del 20% de su plantilla en España, lo que supone una reducción de aproximadamente 6.000 puestos de trabajo, la americana es Sara Lee, que controla Bimbo y ha anunciado un ERE que afectará a 600 trabajadores y la inglesa es PC City, que cierra sus 34 tiendas en España y deja en la calle a 1.224 empleados.
El caso de Telefónica es considerablemente llamativo (por decir algo suave) al haber obtenido en 2010 un beneficio récord para una empresa española de ¡¡ 10.167 millones de euros !! y haber aprobado un dividendo también récord de 7.300 millones de euros. Justifica su recorte de empleo en la baja rentabilidad del grupo en España y en la caída de las ventas de los últimos 2 años.
Decisión que no deja en buen lugar al presidente Zapatero, que en los últimos meses convocó en dos ocasiones a las grandes empresas españolas para analizar el futuro de la economía y el empleo, cuando resulta que el compromiso por el empleo de muchas de estas multinacionales de origen español es cada vez más débil, ya que se deben a sus accionistas, cada vez más globales.
Y se olvidó de prestar la misma atención a los autónomos y las pymes, que son los que realmente soportan el grueso del empleo y los únicos que pueden revertir la dramática situación actual, ya que vienen sufriendo la crisis en mucha mayor medida que esas multinacionales que pueden soportar los peores resultados que obtienen en España con las crecientes ganancias de sus inversiones internacionales y a pesar de ello no tienen reparo en efectuar ajustes.
La economía española está seriamente enferma porque tras 10 años viviendo por encima de sus posibilidades gracias al desmadre del boom del ladrillo, ahora tiene que pagar los excesos cometidos y además no es capaz de encontrar su lugar en la economía global, por lo que parece abocada a un largo periodo de estancamiento.
España, país con tradición de albañiles, camareros y abogados, necesita replantearse su modelo económico y social a largo plazo y tener claros sus objetivos a 10 o 20 años vista. Algo que sólo se puede conseguir desde el consenso político necesario para un análisis, que será doloroso, y para acordar unos objetivos y normas de funcionamiento que guíen las actuaciones de todo el país, sin fisuras. Y entre los que sin duda deben estar el facilitar la vida a los autónomos y emprendedores y el reparto del empleo.
De lo contrario están en serio riesgo muchos más puestos de trabajo y el estado de bienestar creado desde la transición.