No existe el fracaso como tal, sino resultados de los que aprender. Esta idea deberíamos tenerla en nuestra mente siempre al “enterrar” un proyecto.
Es muy habitual, entre los autónomos, fracasar en algún momento de nuestras vidas profesionales porque el proyecto, en el que habíamos depositado nuestra confianza, no ha terminado de cuajar en el mercado, bien por circunstancias ajenas, por la inviabilidad del mismo, por un estudio erróneo de nuestro público, la oferta y la demanda, la ubicación, etc, etc.
A veces, simplemente, las fórmulas que aplicamos no servían para lo que buscábamos. Por ello, tenemos que ser capaces de reaccionar y cambiarlas, siempre por una opción que seguro será mejor. En la empresa como en la vida nadie nace sabiendo y el fracaso forma parte de nuestro aprendizaje.
Todos sabemos que en la cultura americana, donde el fracaso es parte del éxito, se considera al buen empresario aquel que ha fracasado varias veces; pero que ha logrado levantarse para hacerse más fuerte con las derrotas. En España, no obstante, nos cuesta asumir esta premisa.
Hay que ser conscientes de que el fracaso no es una derrota en sí, sino más bien el dejar de intentarlo. Hasta los errores tienen su punto positivo. Por ejemplo, los chinos consideran que cada error es un tesoro, porque ellos siempre copian buscando defectos que mejorar.
Cierto es que frente al fracaso sentimos tristeza. “La tristeza descontrolada genera pensamientos pesimistas y autocríticos que nos pueden hundir y hacernos abandonar”, nos comenta Víctor Pacheco, experto en Inteligencia Emocional.
Pero, ¿cómo poder controlar esa tristeza ante el fracaso?
- Es bueno respetar el periodo de duelo. Invertimos muchas horas de nuestra vida a nuestro proyecto y, lógicamente, lo echaremos de menos. No solo horas, sino mucha ilusión, algún quebradero de cabeza, dinero, etcétera. Por este motivo, es sano despedirse del proyecto y retomar uno nuevo con serenidad y bien recuperados.
- Actitud constructiva. Para gestionarla de forma inteligente hay que conocer que la intención positiva de la tristeza es avisarnos de una posible pérdida o cambio (no se cumplieron nuestras expectativas, no ganamos o conseguimos lo que queríamos o lo que esperábamos); pero lo hace con la finalidad de que nos paremos a pensar sobre cómo podemos adaptarnos a la nueva situación para sobrevivir.
- Marca metas reales. Intenta no sobrepasarte y define objetivos reales que te ayuden a conseguirlos poco a poco, y con responsabilidad.
- Concéntrate en tus objetivos. Si al emprender algo nuevo te encuentras estresado, nervioso o constantemente piensas de manera negativa, creyendo que nada saldrá…es probable que nada salga adelante. Cambia de actitud y no te agobies. Concéntrate en tu meta, y supera los obstáculos poco a poco.
- Diseña tu propio análisis DAFO. Como en la empresa, pero de tu persona. Toma conciencia de tus propias capacidades y también de tus carencias de habilidades y falta de conocimientos. Potencia tus puntos fuertes y valora los débiles.
- Analiza bien qué ha fallado en tu anterior etapa e intenta buscar soluciones para no caer en lo mismo. Relájate y acepta que fallar es un paso necesario si se desea alcanzar el éxito.
- No pierdas nunca la ilusión y mantén siempre la pasión y el entusiasmo en tu proyecto. No rebajes tus expectativas, de lo contrario, puedes desmotivarte y siempre hay que tener una motivación para triunfar.
- No pienses que el tiempo que has invertido en este proyecto ha sido en vano. Seguro que sacarás algo positivo de él, el aprendizaje de un fracaso vale, a veces, más que miles de éxitos.
Como le pasó a Thomas Edison, cada error o fracaso aporta conocimiento que nos acerca más al éxito. No importa cuántas veces haya que intentarlo. El éxito, como decía Chaplin está en la perseverancia, y recuerda que existe una habilidad que debes hacerla tuya y que no es otra que aprovechar las oportunidades que nos brindan los fracasos. Esa es la gran diferencia de la gente que llega lejos de la que no.