Se ha vuelto uno de los temas más hablados por todo el mundo, quién más quién menos le gustaría encontrar su pasión y convertirla en su profesión. Es un tema de moda, recurrente y que también lleva a muchos debates. Al parecer cada vez son más los que están hartos de desarrollar trabajos sin sentidos. Les encantaría dar el salto, pero una dosis de realidad les supera cuando se preguntan: ¿Cuál es mi pasión? Y acaban dándose cuenta de que la respuesta nunca llega.
Los tres fantásticos: Pasión, talento y elemento
Antes de darte algunas claves prácticas para hacer de tus obstáculos un camino más fácil, me gustaría definir a los principales protagonistas de esta película.
Pasión: Actitud entusiasta que nos nace.
Talento: Potencial con el que nacemos o podemos desarrollar con disciplina.
El elemento: Lugar dónde pasión y talento se encuentran en un mismo punto.
Lo que buscamos la mayoría de las personas, en realidad, es nuestro elemento, ese lugar dónde lo que nos gusta se nos da especialmente bien o al menos, se nos ve con una predisposición clara hacia ello.
Sin embargo, no basta con que algo te guste de verdad, porque si bien es una característica necesaria, el hecho de que te encante la cocina no quiere decir en absoluto que tengas aptitudes para ello. De la misma manera que, tener un don especial para las matemáticas no quiere decir que te entusiasme ejercer como economista.
La búsqueda: Haciendo el camino más fácil
Si bien es un tema que necesitaría de muchísima profundidad y de un estudio personalizado sobre cada individuo. Hay un ejercicio que me gusta especialmente y que creo que es muy potente. Se trata de escribir un día de tu vida desde que te levantas hasta que te acuestas, sabiendo que dispones de todo el dinero que deseas, pero con una condición: que ya hubieses satisfecho todos esos deseos que la mayoría de la sociedad anhela.
Cosas tales como: Haber viajado todo lo que querrías, tener todas las cosas materiales que deseases, haber experimentado todas aquellas experiencias que únicamente algunos privilegiados multimillonarios podrían permitirse. Todo aquello que te imaginases, podrías tenerlo.
Entonces, mi pregunta para ti sería: Sabiendo que ya has podido satisfacer toda esa parte, ¿qué da sentido a tu vida cuando te levantas por la mañana? ¿qué haces que le da un especial significado a tus días? Por lo general la respuesta suele ser muy reveladora, ya que descubrimos que haríamos aquello que de verdad nos llena y nos genera una actitud entusiasta, de plenitud.
Otra forma muy sencilla de detectar que es lo que despierta en nosotros una actitud entusiasta, es observar que hacemos después de nuestras obligaciones. ¿Te dedicas a mirar recetas y practicarlas? ¿Estás entusiasmado por todos los nuevos métodos de fitness y entrenamiento? Si es así, observa detenidamente en qué dedicas tu tiempo, porque seguramente ahí se hallará una pasión en potencia.
A su vez, necesitarás observar si posees aptitudes y si has dedicado el tiempo suficiente. Existe la regla del 80/20 en dónde dice que llegar al 80% del desarrollo de una aptitud es relativamente fácil, mientras que el restante 20% que es la maestría puede llevarte años. Si observas que ese 80% te supone mucha dificultad, personalmente diría que no es un área en la que podrías llegar a despuntar, por lo que dedicaría mis esfuerzos en otras áreas que se me diesen mejor y también despertasen en mí una actitud entusiasta. La clave aquí es en probar, invertir, implicarte para poder sacar conclusiones, porque en más de una ocasión tenemos capacidades en las que despuntaríamos pero que quedan en el olvido por no darnos la oportunidad de probar.
Carácter profesional: Convirtiendo el hobby en tu profesión
Si no le das un carácter profesional a tu elemento, entonces estaremos hablando de un hobby. Si quieres realmente vivir de ello necesitas monetizarlo.
Para eso es necesario que proporciones dos apellidos a lo que estás haciendo. En los tiempos que corren si eres un generalista, no eres nadie. Necesitas especializarte y segmentarte.
Si por ejemplo eres personal trainer, nunca dirás que eres tan sólo eso. Sino que especificarás por profesión y por cliente. Es decir, algo que podría funcionar sería: Personal trainer de Crossfit para obesos mórbidos. Otro ejemplo podría ser el siguiente: Imaginemos que eres abogado, pues podrías decir que eres abogado de rupturas matrimoniales para hombres. Como puedes observar la primera parte segmenta tu especialidad dentro de tu profesión y la segunda el tipo de cliente al que te diriges. ¿Es esto un suicidio profesional? En absoluto, porque te estarás volviendo un pez grande en un mar pequeño.
Sé una autoridad en tu nicho
He mencionado que debes segmentarte y ponerle dos apellidos a tu profesión precisamente para que sea mucho más fácil convertirte en una referencia. En el nuevo paradigma laboral en el que nos encontramos, más que nunca, se ha acentuado la teoría de la larga cola propuesta por Chris Anderson (creador de TED). Dónde miles de micro-nichos están esperando con los brazos abiertos a profesionales especializados y segmentados que entiendan de verdad los problemas y necesidades que no saben solventar.
¿Podrías ser tú la persona que están buscando?
Si dedicas el tiempo suficiente para detectar tus pasiones, desarrollar tus talentos y sigues las pautas adecuadas para dar un carácter profesional a lo que estás haciendo dentro de este nuevo paradigma laboral, los resultados finalmente acabarán llegando por sí solos.
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