Hay muchas maneras de decir no. Ante todo, hay que tener en cuenta el saber estar y la educación de uno mismo a la hora de declinar un proyecto o trabajo o un cliente por las razones que sea. Existen formas de decir no de manera elegante sin que el cliente se moleste. Veamos una serie de pautas:
1. Estoy muy ocupado. Aunque la verdad sea bien distinta y estemos esperando a recibir llamadas de tus clientes, sino te interesa un cliente, puedes siempre decir que estás muy ocupado. Además, da buena imagen y siempre es una razón válida para rechazar un trabajo.
2.Evitar a un cliente. Hay veces en las que ya estamos trabajando de lleno con un cliente, pero la situación y la relación empeoran. Lo ideal es hablar con calma, ser diplomático con este cliente para transmitirle que tu estilo de trabajo y el suyo no casan y que lo mejor será que busque otro proveedor antes de que afecte a la empresa. En este aspecto, intenta quedar bien si el que “rompe” la relación laboral eres tú, ofrécele datos de contacto de algún perfil similar al tuyo, de algún colega con más paciencia o que pueda irle bien con este cliente por su forma de ser. En muchos casos, depende de la relación que tengas con el cliente pero quedarás bien si te ofreces a ayudarle a buscar otra opción, aunque no la tengas.
3.La honestidad. Sé honesto y úsala cuando veas que tu cliente pide cuestiones imposibles. Cuando te llama un viernes a las 15 horas para un tema importante y que te podría haber pedido a las 10 horas, o bien cuando te encarga mil cosas que no podrás afrontar en tan breve plazo de tiempo. En estos casos, debes conocerte y saber cuánto puedes asumir y qué no. Dale a conocer tus plazos y lo que podrás conseguir. También pídele que cuanto antes te pida ciertas cuestiones, será mejor para todos.
4.No cubro mis gastos. Hay veces que el cliente exige ciertos trabajos por los que cuales facturaríamos de manera adicional. Diferente es que sea algo puntual. En este aspecto, intenta “aguantar el tirón”; pero si se trata de un servicio ya habitual, trasládale que por ese coste el volumen de trabajo crece y por tanto debes facturarlo aparte. Trasládale la visión de que “a más trabajo, más facturación” ya que tu tiempo es tu vida y es lo que te da de comer. Quedarás como alguien que sabe perfectamente lo que quiere, lo que vale y lo que no está dispuesto a poner en riesgo. Simplemente, comunícalo con estilo, de manera educada y sincera.
5.Sube el precio.Esta estrategia es solo para casos muy especiales. Imagina un cliente que ya conoces, o el amigo, o alguien con quien no quieres trabajar por la razón que sea y te piden algo. En estos casos puedes subir el precio a este posible cliente por el tiempo, esfuerzo del proyecto por ejemplo. Si acepta el precio, por lo menos trabajarás de manera más positiva…
6.Trabajar gratis. Esto es un aspecto al que se debería responder de manera tajante ya que si un cliente tiene la “valentía” de pedirlo, deberíamos responderle de igual manera, aunque, siempre, cortésmente. Una forma educada de decirle que no a un cliente que te pide le trabajes gratis (o casi) es explicar lo terriblemente comprometido que estás con otros proyectos, que estás hasta arriba y tienes que priorizar entre una persona que te paga y otra que no. Sé que a todos nos gusta mucho trabajar gratis (modo irónico on); pero debido a otros compromisos adquiridos con anterioridad, te será imposible asumirlo.
Es normal que uno sienta miedo después de haber rechazado a un cliente. Nos asusta quedarnos sin clientes, sin dinero y que nuestra vida entre en un pozo sin fondo. Hay que tener en cuenta que como autónomos asumimos ese riesgo, pero recuerda que, ante un cliente perdido que no te convencía no hay lugar para el arrepentimiento.