El microcrédito no es un crédito al consumo. Se concede para financiar la puesta en marcha de pequeños negocios a los emprendedores que no pueden conseguir un préstamo en una entidad financiera por no contar con suficientes garantías o avales. Es un préstamo pequeño, con condiciones muy ventajosas. El importe medio actual es de unos 8.000 €, el plazo de devolución de hasta 5 años y el tipo de interés bajo. Es esencialmente una herramienta de inclusión social, laboral y financiera.
Hace unos diez años, varias cajas de ahorros españolas lanzaban los primeros programas de microcréditos a través de sus fundaciones, obras sociales e incluso en sus redes de sucursales.
Estos programas han tenido un gran éxito y han ayudado a crear numerosas microempresas. Con el microcrédito, personas en riesgos de exclusión, mujeres, inmigrantes, desempleados, jóvenes, han tenido la posibilidad de iniciar una actividad económica, la mayoría de ellas como autónomos.
Desde el año 2008 y debido a la crisis financiera, la oferta de microcréditos ha ido disminuyendo de forma considerable, pero algunas líneas permanecen abiertas todavía.
Las cajas de ahorros que siguen ofreciendo el microcrédito, tienen establecidos unos convenios de colaboración con los organismos públicos y privados (ayuntamientos, ..) y con entidades sociales (asociaciones, ongs,..) que fomentan el autoempleo y la creación de empresas. en sus zonas de actuación. Estos organismos y entidades son las que ofrecen asesoramiento a las personas que lo solicitan y las que informan sobre las distintas opciones de financiación, créditos, ayudas y subvenciones existentes en la región, provincia o localidad.
Aunque la tarea no sea nada fácil, no es imposible obtener un microcrédito.
Las entidades no suelen pedir garantías financieras. Para conceder el microcrédito, sus criterios se basan principalmente en el plan de empresa y la personalidad del solicitante.
El plan de empresa que se presenta ha de ser creíble, equilibrado y trabajado. El emprendedor debe defenderlo y demostrar su capacidad para llevarlo a cabo y para sortear los distintos obstáculos que siempre surgen en la puesta en marcha de un negocio.
Tener iniciativas, sentido común y saber adaptarse a los cambios, son las cualidades más que nunca necesarias para que un emprendedor pueda salir adelante en esta época de crisis tan difícil.
Françoise Clementi
Consultoría en Microfinanzas
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