¿Cuántas veces hemos escuchado hablar sobre la diferencia entre lo que gana el agricultor por kilo de tomate y los precios desorbitados que, en muchas ocasiones, pagamos por él en el supermercado? Un modelo profundamente arraigado (el de los intermediarios) en el sector agrícola en nuestro país, pero que, poco a poco, comienza a ser sustituido por otras alternativas.
Y es que en los últimos años hemos acudido al renacer de uno de los modelos más tradicionales y que vuelve a ganar peso: el de la transacción directa entre agricultores y compradores, materializada mediante los mercados de proximidad, las ventas en la propia explotación agrícola e, incluso, los envíos a domicilio, quedadas en puntos de encuentro o ventas online.
Éstas últimas, han supuesto una verdadera revolución para los (aún pocos) agricultores y ganaderos que han decidido ponerse en contacto directo con el consumidor a través de Internet. Todo un filón por explotar en un mercado poco saturado y con mucho potencial.
Y es que esta “ruptura” en el ciclo de venta ha sido la tabla de salvación de muchos agricultores, ganaderos y artesanos, especialmente de ámbito local, cuyas producciones no podrían comercializar de otra forma de manera viable.
Este tipo de ventas en canales cortos se encuentra en plena expansión debido al beneficio que supone tanto para vendedor (que obtiene el 100% del beneficio), como para el comprador (que evita el sobre coste del intermediario).
Canales cortos de venta: la venta sin intermediarios
Como ya hemos visto, son diversas las opciones que agricultores, ganaderos y artesanos tienen para hacer llegar sus productos, de primera mano, al consumidor final.
En nuestro país, uno de los canales cortos más arraigados son los mercados de proximidad o “mercadillos“, normalmente celebrados en poblaciones de tradición ganadera o agrícola y con una determinada periodicidad.
No obstante, en los últimos años han comenzado a surgir otro tipo de canales de distribución, como la venta directa desde el mismo lugar de explotación o la venta mediante los grupos organizados de producción, como cooperativas o sociedades de explotación agraria.
Pero, lo que ha supuesto toda un cambio de paradigma en un sector tan tradicional como el campo es la posibilidad de vender a través de Internet, bien sea mediante una plataforma propia, bien sea mediante plataformas de venta colectiva.
Una verdadera bocanada de aire fresco para agricultores y ganaderos capaces de dar salida a sus productos y llegar a un mayor número de consumidores sin necesidad de encarecer su producción o sacrificar ingresos.
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