Cada vez es más frecuente leer sobre los “emprendedores de alto impacto“, un término usado, especialmente, en los círculos empresariales de Latinoamérica pero que, poco a poco, se está empezando a asentar en nuestro país.
Pero ¿qué son exactamente los emprendedores de alto impacto? En realidad, la naturaleza del emprendedor de alto impacto tampoco engloba un concepto nuevo, aunque sí muy importante para el desarrollo económico, productivo e industrial de su entorno.
El emprendimiento de alto impacto busca, fundamentalmente, el crecimiento exponencial del negocio o empresa que se ha iniciado como un pequeño proyecto, con el objetivo de establecerse como una verdadera revolución en un determinado sector productivo o industrial. De hecho, muchas pequeñas ideas han llegado a cambiar por completo un paradigma empresarial establecido.
Si bien el emprendimiento de alto impacto ha sido clave para relanzar economías en vías de desarrollo como la mexicana, trasladar este concepto a países europeos cuyas economías han sufrido con virulencia el azote de la crisis en los últimos seis años no es más que el reflejo del cambio que se está comenzando a gestar en las mismas: la apuesta por la pyme y el emprendedor como motor del crecimiento económico y la creación de empleo.
Innovación, educación y competencia sostenible: claves para los emprendedores de alto impacto
La innovación es, además, la clave sobre la que se sustenta el emprendimiento de alto impacto. Así, las economías más desarrolladas han conseguido llegar a determinadas tasas de crecimiento gracias al desarrollo de la tecnología y la innovación, cuyo germen se instala, en muchos casos, en las universidades.
Por ello, es imprescindible apostar por la formación para emprendedores y nuevas empresas, una formación con una alta carga en contenidos innovadores y en tecnología y que necesita también del impulso de un ecosistema que apoye de forma decisiva la creación de nuevas empresas con alto valor.
Pero ser un emprendedor de alto impacto es ir mucho más allá de crear una empresa de base tecnológica o tener entre manos una idea de negocio viable, sostenible y capaz de cambiar y beneficiar a nuestro entorno. Ser un emprendedor de alto impacto es comprometerse a reinvertir en el éxito.
Así, según Fernando Fabre, si en un país como España, independientemente de su situación económica, 100 emprendedores son capaces de hacer crecer sus empresas y proyectar su influencia en otras empresas, invertir en ellas, compartir su experiencia y sus energías, se aumentaría el PIB un 1%.
Se trata, finalmente, de promover una economía colaborativa, autocontrolada y responsable en un entorno que abogue por la competencia sostenible. Si quieres conocer cómo mejorar tu estrategia empresarial a medio y largo plazo gracias a la competencia sostenible, no te pierdas las claves para alcanzar el equilibrio competitivo de tu negocio.
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