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La reforma más importante: la reforma del pensamiento

Actualizado el 15 de junio de 2012

5 minutos de lectura

Por Francisco

Le voy a decir algo para empezar que probablemente le cause cierto nivel de controversia. Y me alegro. De la controversia nace la luz.

O a lo mejor no le causa ningún problema aceptarlo porque está de acuerdo. Lo que le quiero decir para empezar es…

“El mundo está cambiando más rápido de lo que nosotros, los humanos, somos capaces de entender y en consecuencia adaptarnos”.

¿Ya lo sabía? Hombre, me alegro de nuevo. Pero, y ¿qué implicaciones tiene esta afirmación tan aventurada?

Pues que con rapidez y frecuencia nos encontramos en situaciones en las que no tenemos ni idea de qué hacer para salir airosos de los retos con que nos enfrentamos. Con la misma rapidez y frecuencia nos sentimos incapaces de responder ante las nuevas problemáticas de la actualidad. O reaccionamos tarde, o mal, o ambas.

Y es entonces cuando empezamos a tomar decisiones que sólo hacen más grande el problema. Por ejemplo, pedir un crédito para comprar algo para lo que no tenemos recursos propios, ni realmente necesitamos. Ahora me pongo a buscar cuál es el mejor crédito disponible y me siento muy inteligente si lo encuentro y es mejor que el de mi vecino, cuando lo más inteligente era no solicitar el crédito en lo absoluto.

Otro ejemplo. El del empleo.

Para mí, y sé de otros muchos economistas para los que también, no es un misterio que “el empleo”, al menos como lo conocemos hoy en día, está en extinción y de manera irreversible. Llamamos crisis a lo que es tendencia o evolución. Y, en esa vena de alegría que traigo hoy, me alegro de este hecho.

“¿Te alegras de que se esté acabando el empleo? Pero qué insensible”, podrá pensar. Lejos de ser insensible con el sufrimiento ajeno, simplemente soy consciente de que ciertos trabajos o empleos, muchos, son tan indignos que los debiera de hacer un robot y nunca un maravilloso ser humano. Según los estudios más recientes acerca del estrés, la causa número uno del mismo en este momento es “el jefe”. Hace 30 años era el divorcio y hace 30 años la número 2 era la muerte de un familiar cercano.

Pues “el jefe” ha conseguido desplazar a todas estas para colocarse en un glorioso primer lugar. Y la situación de estrés en los centros de trabajo en el mundo no va a mejorar, vamos, no puede mejorar. Cada día las exigencias de rentabilidad y eficiencia son mayores, con lo que el estrés aumenta de manera proporcional.

De hecho, un factor reductor del estrés comprobado por sociólogos es la creación de crisis artificiales. Cuando no hay crisis en el país nos vemos obligados a cumplir las altas cuotas de rendimiento que se nos ponen. Cuando hay crisis ya tenemos una excusa para reportar una disminución de las ventas. Se elimina la tensión, nos sentimos más relajados y tenemos mejores razones que nunca para abusar del alcohol. Por eso, como sociedad, y aunque resulte paradójico, necesitamos una crisis de vez en cuando. Los políticos la necesitan (tienen que explicar sus incapacidades y la desilusión que provocan), cualquier ejecutivo la necesita, la iglesia la necesita.

Y volviendo al empleo, es en este punto en el que los gobiernos piensan en reformas. Y son reformas inteligentes y adecuadas… si es que la situación del empleo no estuviese evolucionando. Temporalmente parece que los paliativos funcionan, pero como diría Peter Senge, “El camino más corto nos lleva al mismo lugar en el que estamos”. Nos acercamos a un mundo de autónomos, emprendedores, independientes, freelancers, como quiera llamarles, de manera inevitable, según mi opinión, claro.

Lo que nos lleva a…

La reforma más Importante.

La reforma más importante no es la laboral o la financiera o la fiscal. Ni siquiera la educativa, o por lo menos no en sentido académico. Si bien es verdad que aunque todavía, incluidos los países más avanzados, una parte importante de la población no cuenta con títulos universitarios ni técnicos, las personas a cargo de nuestros gobiernos, empresas o bancos, en su gran mayoría no pueden tener más certificados académicos, porque los tienen ya todos. Y a pesar de los mismos, sus decisiones, en ocasiones, rayan la estupidez, y en otras resultan o insuficientes o inadecuadas.

Y para ese mundo de independientes interconectados entre sí la reforma más importante es la del pensamiento. Nunca jamás antes en la historia de la humanidad habíamos tenido tantas herramientas tan tecnológicamente avanzadas dándonos la posibilidad real de resolver los más grandes problemas de la humanidad. Jamás antes en nuestras vidas había sido tan real la posibilidad de triunfar siendo independiente. Pero necesitamos reformar nuestro pensamiento.

Las 4 claves del pensamiento de un independiente autónomo para lograr el éxito.

No hace falta inventar el hilo negro. Sólo necesitamos estudiar a las personas que están desarrollando su independencia con éxito inigualable para saber cómo piensan. Los filántropos sociales del momento, los jóvenes millonarios de la actualidad “hechos a sí mismos” (hay mucho más detrás de estas fortunas que simplemente tecnología u oportunidad), los pequeños y grandes empresarios que están viviendo su sueño hecho realidad; todos ellos tienen algo en común y es cómo piensan.

He identificado 4 claves en esta nueva mentalidad de abundancia. Las llamo las 4 claves del pensamiento de un independiente exitoso y son las siguientes:

Clave N° 1. Viven el Poder del Ahora.

Clave N° 2. Su principal trabajo es sobre sí mismos y saben cómo hacerlo. Tienen una nueva comprensión acerca del mundo que les permite realizar los cambios necesarios en el momento adecuado. Entienden el verdadero poder de las creencias y paradigmas.

Clave N° 3. Conocen el auténtico secreto de la creatividad y la innovación y que, paradójicamente, está al alcance de cualquier persona. La mayoría de las empresas o negocios de estos nuevos emprendedores independientes son tan innovadores o creativos que pensamos que han de ser verdaderos genios para poder haber llegado a tener esas ideas. Nada más lejos de la realidad.

Clave N° 4. Han desarrollado un auténtico dominio emocional, y en particular en los aspectos que más cuentan a la hora de ser independiente. Uno de los más importantes es el de la Responsabilidad Personal.

Para cada una de estas claves podría revelarle información tan especial e incontrovertible que su solo uso daría radicalmente la vuelta a las condiciones de su vida o, por lo menos, lo convertirían en un exitoso independiente.

En el próximo artículo describiré en más detalle en que consiste cada clave pero le advierto que con el conocimiento únicamente no se logran grandes cambios. Así que desde ahora haga algo, lo que sea, por mejorar su pensamiento. Como dijo Richard Bandler, “en el mundo del futuro, hacer algo es siempre mejor que no hacer nada”.

Francisco

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