Muchas personas, durante estos días, están viviendo el temido síndrome postvacacional. Es habitual escuchar entre amigos, en oficinas o incluso en la puerta del colegio, “qué depresión, qué pronto ha pasado el verano o qué pereza volver a la rutina”. Cierto es que el síndrome postvacacional existe como trastorno, a pesar de no estar reconocido científicamente.
Hemos de reconocer que el síndrome postvacacional es un recurso al que acuden los medios de comunicación cada mes de septiembre y al que incorporan cada vez más nuevas versiones al respecto, como la de los psicólogos que aportan consejos de cómo curar los síntomas de depresión, tristeza y ansiedad tras el verano.
Al igual que los niños cuando comienzan en la guardería tienen su “periodo de adaptación”, los mayores también lo necesitamos al regresar de unos días de descanso, pero ¿es este el caso de los autónomos? ¿Es verdad que los autónomos nos adaptamos mejor tras las vacaciones? ¿O simplemente lo hacemos porque en realidad nuestra mente nunca se ha separado del trabajo? Tal vez esta última opción sea la más frecuente entre quienes leen este post.
¿Por qué no puedes permitirte el síndrome postvacacional?
El síndrome postvacacional no es para autónomos, en tanto y en cuanto las vacaciones no son para autónomos. A continuación te explicamos por varios motivos:
- En la mayoría de los casos, no vemos un mes de vacaciones completo ni por asomo por lo que no tendremos problemas a la hora de incorporarnos. Lo ideal es desglosar las vacaciones en diferentes etapas del año, una semana en verano, otra en otoño o invierno; pero que nos permita respirar y despejar la mente de la vorágine de vez en cuando.
- El tener vacaciones implica no facturar durante ese periodo de ausencia por lo que cuando llegamos a septiembre tenemos que remontar y trabajar el doble para ponernos al día. Así no da tiempo a tener depresión postvacacional.
- Los autónomos pagamos religiosamente en agosto las cuotas a la administración, hayamos generado ingresos o no. Ese es otro motivo por el que no podemos relajarnos, ni el cuerpo, ni la mente nos lo permiten.
- Además, tenemos que hacer una doble previsión, la inversión de las vacaciones y la vuelta de la misma por la ausencia de ingresos durante nuestra pausa.
Pero nos adaptemos mejor o no, lo ideal es que tomemos vacaciones, aunque sea una semana; pero que nos permita llegar al nuevo curso laboral con la mochila cargada de proyectos. Ahora sí, os podemos dar unos consejos para que no nos pille el toro una vez nos incorporemos…ya se sabe, los autónomos no podemos acostumbrarnos a lo bueno:
- Quizá este primer consejo te deje un poco absorto, pero no tiene porqué ser tan descabellado. No dejes de trabajar, si, si… intenta controlar los aspectos más sensibles de tu negocio dedicando una hora cada dos días, por ejemplo. Así, tu vuelta será más llevadera y no tendrás cientos de cuestiones pendientes.
- Programa tu regreso con tiempo. Intenta dejar uno o dos días de relax en casa antes de tu incorporación para tomar conciencia de todas tus metas para el nuevo curso.
- Establece tu agenda y marca prioridades. De esta forma, tendremos una mayor organización en nuestras vidas y podremos ser más productivos, invirtiendo las horas justas para cada proyecto y para nuestra vida personal.
- Mantén una rutina de descanso e intenta dormir las horas adecuadas para aguantar el ritmo diario.
- Pon límites y aprende a decir “no”. Cada cosa, a su tiempo. Frena la impaciencia y las peticiones de “lo necesito para ayer”. Puedes responder de manera amable diciendo no. Ganarás en seguridad y asumirás el control de tu trabajo, lo cual repercutirá positivamente en nuestro día a día.