Hace poco más de once años, Steve Jobs subió al estrado de la Universidad de Standford para pronunciar un discurso ante los recién graduados. Sin embargo, en lugar de eso, cuando el genio de Apple cogió el micrófono prefirió contar tres historias. Tres relatos de su propia vida que siguen dando la vuelta al mundo. La pregunta es: ¿habría tenido tanta repercusión si se hubiese limitado a hacer una simple exposición? Y la respuesta, como puedes imaginar, es un no rotundo. El storytelling, o el arte de contar historias, es la forma más directa de conquistar el corazón del público.
Piénsalo: los seres humanos nacemos predispuestos a escuchar relatos y a emocionarnos con ellos. Lo dice la ciencia, que ha comprobado que retenemos mejor los conceptos cuando provienen de una historia que cuando se tratan únicamente de datos aislados. Pero además es algo que puedes comprobar fácilmente basándote en tu propia experiencia. Recuerda cuánto deseabas escuchar el “érase una vez” cuando eras niño y cómo, hoy en día, no puedes evitar quedarte embobado cuando te encuentras una buena historia en un libro, en la tele o incluso en el metro de camino al trabajo.
El storytelling para las marcas
Dicho esto, vayamos ahora a la aplicación empresarial. ¿Pueden las marcas contar historias? Sí. Y no solo pueden, sino que además deben hacerlo. Todas las empresas tenemos el objetivo de crecer y de vender más. Para eso, es fundamental saber conectar con el público, llamar su atención y convencerlo de que la tuya es mucho mejor que las demás compañías del mercado. En este sentido, el storytelling, como técnica de marketing empresarial, es fundamental para marcar la diferencia.
Si todavía eres reacio y necesitas ejemplos, piensa en Ikea. El gigante sueco ya no nos vende muebles; ya no nos cuenta objetivamente cuál es el tamaño de la mesa o de dónde proceden los materiales. Ahora nos relata historias que generan emociones, llegan a nuestro corazón y nos hacen sentirnos identificados con la marca. Lo mismo ocurre con los coches, con la tecnología o con cualquier otro producto. Una de las mayores ventajas del storytelling es que puede aplicarse a todos los sectores y tipologías de empresa. No creas que esto es algo solo al alcance de los grandes negocios.
¿Cómo empezar a contar historias?
Es posible que, de buenas a primeras, no se te ocurra un gran relato para tus potenciales clientes. Lo más recomendable es que cuentes con la ayuda de un experto en comunicación, ya que es una técnica algo compleja. Aun así, puedes seguir estos cuatro consejos:
Conoce bien a tu público
Si realmente quieres emocionar a tu audiencia será mejor que la conozcas a fondo: sexo, edad, intereses, ubicación… Para ello puedes servirte de la información que proporcionan las redes sociales y otras tecnologías, el trato personal con los clientes o los estudios de mercado. De este modo, sabrás qué tipo de historia quiere escuchar tu target.
Crea una personalidad de marca
Hace poco os contaba en un post que las empresas ya no son entes impersonales. Ahora las marcas necesitan definir su personalidad para conectar con los potenciales clientes. Si todavía no lo has hecho, este será uno de los primeros pasos que tendrás que dar antes de comenzar a contar historias.
Busca una excusa para crear el relato
“¿Qué historia puedo contar?”, te preguntarás. La verdad es que, aunque no lo parezca, este es uno de los puntos más sencillos. Detrás de cada empresa hay siempre grandes relatos. Para empezar, puedes hablar de la historia de la compañía: cómo nació, qué desafíos ha tenido que superar o cuáles son sus valores. También es posible explicar cómo fabricas tus productos o cómo creas tus servicios. ¡Ah! Y no olvides los casos de éxito. Sin duda, estas historias son las que más convierten, especialmente, en el ámbito B2B.
Utiliza todos los recursos
Ya tienes excusas para contar historias. Ahora necesitas saber dónde hacerlo. Mi recomendación es que no te pongas límites. Utiliza las redes sociales, las presentaciones, el blog, la web, los vídeos… Valen todos los formatos y todas las plataformas.
¿Has comprobado ya el poder que tiene una historia?