El activo fundamental de cualquier empresa son las personas que trabajan en ella. Sin empleados, no sería más que paredes, mobiliario y equipos ociosos. Por ello, es esencial posicionar la gestión del capital humano en el centro de las prioridades y asegurar que se encuentre alineado con la misión, visión y los valores de la organización.
El capital humano como factor de producción
En las ciencias económicas, el capital humano hace referencia al valor que tiene para la empresa la formación, la productividad y las habilidades de sus trabajadores. Es un factor de producción que tiene en cuenta no solo la cantidad sino también la calidad.
Desde este punto de vista, el conocimiento y las habilidades de los recursos humanos de la empresa juegan un papel equivalente a la gestión administrativa, la infraestructura o las finanzas. Al fin y al cabo, son las personas quienes aportan la capacidad de innovar y de vender. Son, en definitiva, las que permiten diferenciarse con respecto al resto de la competencia.
Es bastante habitual que para obtener mejores resultados económicos, las empresas se enfoquen en elementos como el gasto publicitario, promociones, adquisición de equipos sofisticados y revisión de procesos. La mayoría de las veces se deja de lado algo que es clave: el capital humano. Con una gestión y una atención adecuada, actuará como cualquier capital generando más beneficios.
Recursos humanos: la gestión del activo más importante
Las empresas pueden funcionar con elementos muy distintos, pero todas tienen algo en común: las personas. En este sentido, la gestión del capital humano juega un papel esencial en cualquier organización y el departamento de recursos humanos es el encargado de esta labor.
El objetivo principal es ofrecer unas condiciones del entorno laboral adecuadas para todos los integrantes. Esto no se limita a llevar nóminas y mediar en conflictos, como se suele creer. La gestión empieza en la entrevista y el proceso de contratación y mientras siga habiendo empleados o colaboradores, el desempeño de las funciones de este departamento no finaliza.
Reclutamiento y selección
La selección del personal es la primera fase de entrada a la empresa. Su procedimiento debe estar orientado a detectar el perfil que mejor encaje en el puesto vacante. Las soft skills o habilidades blandas son uno de los elementos con mayor valor. Los conocimientos técnicos y especializados se pueden aprender. Lo que no es tan fácil de enseñar son cualidades como la empatía, la ética, la disciplina y la disposición.
La persona encargada del reclutamiento del nuevo personal debe saber detectar las habilidades blandas de los aspirantes, ya que serán la base de su capital humano. Al final del día vale más estar dispuesto que estar cualificado.
Gestión interna del capital humano: entorno y crecimiento
Dentro de la empresa hay dos puntos claves desde la gestión de los recursos humanos: garantizar un ambiente laboral apropiado y brindar formación permanente. En primer lugar, un entorno saludable, seguro y amigable es básico para desempeñar un buen trabajo. Tiene que valorarse cualquier riesgo potencial y brindar al personal las herramientas para resguardar su integridad física y moral. Esto no solo es una mera obligación legal. Creará también sentimiento de pertenencia y hará sentir a los empleados que son más valorados y reconocidos.
En segundo lugar, deben ofrecerse recursos para que los trabajadores exploten todas sus capacidades y talentos. La formación ha de ser constante y transversal. Los conocimientos técnicos son importantes siempre y cuando se acompañen de aptitudes interpersonales como negociación o liderazgo. Es igual de relevante insistir en los valores que forman la cultura organizacional y el ADN de la empresa.
Comunicación accesible y efectiva
La comunicación es la base de la gestión del capital humano. Con frecuencia existe cierta brecha entre los directivos y las personas que conforman sus equipos. Esto causa, por un lado, que los cargos más altos no conozcan las inquietudes, deseos o iniciativas de su personal y, por el otro, que este se sienta más desvinculado de la actividad.
Cuanto más horizontal sea la comunicación de la empresa, más motivados e involucrados estarán los empleados. Los resultados desembocan en una mayor productividad, disposición y creatividad, lo que al final se traduce en un entorno laboral más agradable y con mejores resultados económicos.
Hoy más que nunca se debe apostar por el desarrollo de las personas, pues la capacidad de identificar necesidades, relacionarse, e innovar es todavía irremplazable. La tecnología, cada vez más presente en todo tipo de empresas no relega a un segundo plano al capital humano, sino que lo impulsa hacia el centro de la estrategia empresarial como factor diferenciador.