Si durante los últimos años los autónomos y las pymes han sido la gran apuesta del Ejecutivo, parece que el 2015 no lo hemos estrenado con muy buen pié que digamos. Y no lo decimos nosotros, si no los datos: durante el pasado mes se perdieron 11.417 afiliaciones en el colectivo, lo que sitúa el total de autónomos en los 3.114.389 según las cifras de afiliaciones medias publicadas el pasado martes por la Seguridad Social. Y esto nos lleva a preguntarnos ¿son los autónomos la próxima burbuja?
Así, según apuntaba el presidente de OPA, Carlos Ambiétar, “de las 17 comunidades españolas, únicamente Canarias ha conseguido capear el temporal durante el mes de enero y ganar 223 autónomos respecto al mes anterior. Todas las demás regiones españolas, incluyendo las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, han perdido trabajadores por cuenta propia”.
[Tweet “Enero es tradicionalmente un mes nefasto para los autónomos. Este año se perdieron 11.500 afiliaciones”]
Recordemos que, con este, ya son siete los años consecutivos en los que el primer mes del ejercicio vuelve a arrojar un saldo negativo para los autónomos. Sin embargo, durante los últimos meses, el de los autónomos ha sido un sector en auge que ha experimentado un importante crecimiento gracias a la avalancha de nuevos trabajadores dados de alta en el RETA. ¿Las causas? Diversas… y no siempre positivas:
- Las medidas del Ejecutivo orientadas a incentivar las nuevas altas, como la archiconocida Tarifa Plana de 50 euros o la posibilidad de compatibilizar el paro con el trabajo por cuenta propia.
- La migración de los tradicionales empleados por cuenta ajena hacia el auto-empleo como consecuencia de un mercado laboral saturado, incapaz de cumplir las demandas laborales de una gran parte de la población activa ni de absorber a las nuevas generaciones de trabajadores y de desempleados. Vamos, lo que se denomina auto-empleo por necesidad.
- La (tristemente) cada vez más arraigada tendencia del “falso autónomo”, es decir, aquellos trabajadores que efectivamente desempeñan una actividad dentro de una organización empresarial integrándose tanto por horarios, como por sometimiento a las normas de la empresa, a la plantilla de la misma, pero que han de cotizar en el régimen de trabajadores por cuenta propia. Lo que, hablando en plata se traduce en “mira, ahora que finaliza el contrato, no te renovamos y te das de alta en autónomos que, total, son 50 euros al mes a la Seguridad Social”.
De la burbuja inmobiliaria a la falta de oportunidades en le mercado laboral
Y estas son solo tres de las diversas razones que han puesto al colectivo de autónomos a los mismo niveles en que se encontraba durante la burbuja inmobiliaria, sus “años dorados”. Pero de la misma manera en que el ladrillo reventó, mandando a la calle a centenares de miles de autónomos, el actual sistema de autoempleo va camino de seguir los mismos derroteros como no se comience a poner soluciones ya.
[Tweet “Los autónomos de hoy ¿corren la misma suerte que los del “boom” del ladrillo?”]
Sólo una sutil diferencia entre ambos modelos: mientras los autónomos del ladrillo se sustentaban, al menos, en un sector y una industria concreta… el actual “conglomerado” de nuevos autoempleados se sustenta, en un gran porcentaje, en la falta de oportunidades en el mercado laboral.
Y con esto no quiero decir que el modelo de auto-empleo no sea la tendencia que marcará el mercado laboral en los próximos años, todo lo contrario. De hecho, el emprendimiento y el trabajo por cuenta propia es la fórmula laboral en auge tanto en EE.UU como entre nuestros vecinos europeos. El problema no radica en si una actividad se desarrolla bajo el seno de una gran empresa o de la mano de microempresarios y freelancers.
[Tweet “El problema de los emprendedores en España es que el país no está preparado para los autónomos”]
El verdadero problema es que esto está imponiéndose a marchas forzadas en un en un país que no está preparado para los autónomos. Un país que está construyendo más que una sólida infraestructura, un escenario de cartón para que todos estos nuevos emprendedores encuentren su sitio, aunque sea mientras “capean el temporal”.
Un escenario de papel para los emprendedores
Pero un escenario de papel está diseñado para no durar y, mientras no se creen unas bases sólidas para aguantar el peso de todos estos nuevos “jugadores” por cuenta propia, la apuesta por los emprendedores como motor de la recuperación económica y de la creación de empleo es una apuesta perdida de antemano.
Y si bien es cierto que uno de los sectores más afectados por la bajada del número de afiliados es el del comercio debido en gran parte por la estacionalidad de su economía (ya apuntábamos esta misma semana la necesidad de mirar con lupa todos buenos datos que se nos ofrecen), no lo es menos que los efectos de esta “micro burbuja” están empezando a notarse en términos generales.
Tal como comentábamos hace escasas semanas cuando reclamábamos una bajada de la cuota para que los autónomos de a pié puedan sacar adelante sus negocios, los resultados de los parches las medidas del Ejecutivo para incentivar el emprendimiento no son los esperados.
Es ahora cuando se están empezando a ejecutar las bonificaciones de la Tarifa Plana, es en estos meses cuando aquellos que dieron el salto al auto-empleo “a la aventura” y no han obtenido los resultados esperados han tenido que echar el cierre, es ahora cuando comenzamos a asistir al “deshinche” de una burbuja que no tendría que ser tal si se pusieran de una vez los medios adecuados para adaptar nuestra economía al nuevo sistema que se impone por la fuerza: desde la reestructuración de las obligaciones legales y fiscales de los profesionales autónomos a la apertura definitiva y sin trabas del “grifo de crédito”.
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