Se abre el telón y en el horizonte, un patio de recreo repleto de bocadillos vegetales, un cocido sin su pringá, un cumpleaños infantil con hamburguesas de tofu o una fiesta de verano sin barbacoa. ¿Imaginas un futuro de carnicerías desiertas, ganaderos en ruinas y mataderos sin reses que matar? Puede ser un drama teatral o la “cruda” realidad.
Para los autónomos y las pymes del sector cárnico posiblemente éste sea el temible panorama que se han planteado desde la reciente publicación del Informe presentado por la OMS alertando sobre las fatales consecuencias del consumo de carnes rojas procesadas, esto es, salchichas, hamburguesas, embutidos…. Los resultados derivados de este estudio elevan a un 18% las posibilidades de desarrollar un cáncer de colón por cada 50 gramos de carne consumida a diario.
El informe ha caído como un jarro de agua fría a todo el conglomerado de la industria compuesto por ganaderos, carniceros, mataderos, salas de despiece e incluso transportistas que ya venía sufriendo una mala racha en el sector incluso antes de la noticia. Para conocer la verdadera dimensión de la amenaza hay que tener en cuenta las cifras reales.
El sector en cifras
La de la carne es la cuarta industria en nuestro país y está constituida por más de 3.000 pequeñas y medianas empresas según ANICE (Asociación nacional de industrias de la carne) que también sitúa en más de 21.000 millones de Euros el volumen de negocio, constituyendo el 2% del PIB español y ocupando el primer lugar de toda la industria alimenticia. En España, la carne no es débil.
Por todo ello el estudio ha creado alarma no sólo en la salud de los consumidores sino también en el futuro de los autónomos dedicados al sector. En términos de empleabilidad la industria cárnica da trabajo a algo más de 110.000 personas, un dato que supone el 23% del total del empleo del sector alimenticio según cifras de El País.
La industria reacciona
Si bien es cierto que aún es pronto para determinar el calado real del informe, la industria se ha puesto en guardia aunque tanto ANICE como Clitravi (la patronal europea del sector) se han negado a dar cifras estimadas del impacto negativo pero no se les escapa que con este informe puede llegar una nueva época de “vacas flacas”.
Fuera las grandes asociaciones cárnicas, algunos pequeños empresarios muestran su preocupación porque este informe, que se refiere a las carnes procesadas, no distingue la calidad del producto. Los ganaderos de toda geografía se apresuran a destacar que en la crianza de sus animales no hay cabida para los químicos y aditivos.
De ello se deduce que la mayor perjudicada en el eslabón del sector cárnico sería la industria transformadora que se encuentra en alerta de cara a las fechas que se aproximan. En Navidad los carniceros y ganaderos hacen, paradójicamente, su particular agosto y en las mesas de muchos hogares españoles no faltan bandejas surtidas de embutidos y las mejores piezas cárnicas.
Futuro incierto
Es difícil saber si la preocupación de los autónomos y empresarios del sector está realmente justificada pero en Galicia, según apunta el Faro de Vigo, ya están sufriendo las consecuencias más inmediatas. Los carniceros de Pontevedra han registrado una caída de hasta el 40% de las ventas y se quejan del azote que este estudio alarmista supone para los pequeños establecimientos que ya fueron castigados con otras crisis, como la de las vacas locas o la gripe aviar.
Por otra parte, pudiera pensarse que los autónomos de la hostelería y restauración también sentirán la repercusión del informe de la OMS. Sin embargo, desde la Federación de Hostelería han calmado los ánimos afirmando que no se prevé ningún impacto negativo pues el consumo de carne procesada de la clientela no es abusivo.
En definitiva, aún es pronto para determinar el efecto del estudio pero el tejido industrial del sector cárnico y en especial las pequeñas y medianas empresas sufren la incertidumbre de lo que consideran un estudio “alarmista”.