Más del 80% de los autónomos cotiza por la base mínima, unos 850 euros en 2013, durante toda su vida laboral. Así lo enunció el pasado martes el secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, durante una reunión con la Junta Directiva de ATA. Por ello, el Ejecutivo ha comenzado a tantear el terreno y ha lanzado una propuesta al aire que, de terminar cuajando, pondría en serios aprietos a una importante parte del colectivo.
De esta forma, y según anunció Burgos, la intención del Gobierno central es la de buscar una fórmula para obligar a la gran mayoría de los autónomos a aumentar sus aportaciones a la Seguridad Social, aportaciones que en la actualidad, son de 256 € al mes como mínimo.
Los objetivos de la medida son claros: la mejora de la recaudación para aliviar la situación de las cuentas públicas y la pretensión de mejorar la pensión de aquellos que no llegarán al mínimo una vez llegada su edad de jubilación.
No obstante, un aumento de la cotización en el colectivo de autónomos supone, por un lado, una contradicción a las políticas emprendidas por el Ejecutivo en los últimos meses, entre las que destaca la creación de una tarifa plana de 50 euros para los jóvenes autónomos. Una medida que, de hecho, y según gran parte de colectivo de autónomos, debería ampliarse a todos los rangos de edad como forma de incentivar el emprendimiento.
De otro lado, durante las últimas semanas se ha dejado oír fuerte la iniciativa en change.org “No ahoguéis más a los autónomos“, que con más de 145.000 firmas reclama una cuota de autónomos progresiva y adecuada a la facturación, y que refleja los serios problemas de liquidez a los que a día de hoy se enfrenta el colectivo.
No obstante, si bien es cierto que muchos autónomos, en especial aquellos que ejercen la actividad a tiempo parcial, los que acaban de empezar y los que tienen un bajo nivel de facturación se verán gravemente afectados por una subida de la cuota de autónomos, también se dan casos de profesionales y empresarios que, con un mayor nivel de facturación, siguen cotizando por el mínimo.
Quizá la solución pase por plantear un modelo lineal en función del rendimiento de la actividad antes de la Seguridad Social, para lograr un sistema progresivo capaz de adecuar el pago de las cuotas a los ingresos. Y ésto sólo sería posible mediante un nuevo sistema que integre tanto a Hacienda como a la Seguridad Social, que facilite el flujo de información entre ambas entidades y contribuya a paliar las desigualdades entre aquellos que, con muy diferentes volúmenes de ingresos, aportan lo mismo a las arcas del Estado.
Sin embargo, y de aplicar este modelo, el Estado se vería en un serias dificultades para mantener la sostenibilidad del sistema de pensiones y otras prestaciones sociales en un contexto en el que gran parte de los cotizantes autónomos tuvieran muy bajos ingresos. Países como Alemania aplican un sistema mixto en el sólo se paga una cuota estándar muy inferior a la española, y sólo si se alcanzan unos ingresos netos de 1.700€/mes, pero como contrapartida deben contratar de forma obligatoria un seguro privado de asistencia sanitaria.
La solución no es fácil y, ante la asignatura pendiente de equiparar a los trabajadores autónomos y a los asalariados, sería necesario realizar una reestructuración a gran escala de sistema de protecciones sociales ya que, si de un lado se pretende aumentar la cotización de los trabajadores autónomos, éstos deberían gozar del mismo nivel de protección y en las mismas condiciones que los trabajadores por cuenta ajena en, por ejemplo, situaciones de Incapacidad Temporal o Cese de Actividad.
Imagen | FreeDigitalPhotos