En los chascarrillos durante un café, en el ambiente preelectoral o cada tres meses en la gestión del negocio de un autónomo; el pago de impuestos es un tema recurrente que muchos contribuyentes tildan de excesivo. Y parece que no se equivocan.
La presión fiscal en España, entendida esta por la carga de gravamen que la configuración del sistema fiscal aplica sobre la economía, es un 8% superior a la de la media Europea. Esta es la principal conclusión que extrae el Índice de competitividad fiscal 2019 elaborado por la Tax Fountadion y publicado en octubre por el Instituto de Estudios Económicos (IEE).
En la clasificación general del índice de Competitividad, que mide tributos sobre beneficios empresariales, rentas personales, consumo y propiedad, España ocupa el puesto número 23 y su nota apenas llega al 60,3 puntos sobre 100.
La noticia positiva es que el bloqueo político ha evitado la caída hasta el puesto número 28 ya que los fallidos Presupuestos Generales de 2019 contemplaban incrementos fiscales que según recoge el estudio, habrían mermado la competitividad de la economía española.
Los primero puestos del Índice lo ocupan los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania con una presión fiscal muy reducida.
Presión fiscal en España sobre las empresas
Si ponemos el foco en el ámbito empresarial la presión fiscal de la compañías españolas (10,5%) es ligeramente superior al del resto de países de la eurozona (9,3%). Pese a tener una mayor carga fiscal, Eurostat, sostiene que las empresas española recaudan casi cuatro puntos por encima del promedio europeo, en concreto, un 30,4% frente al 26,2%.
Una de las debilidades del sistema tributaria en España tiene que ver con el Impuesto sobre Sociedades cuyo tipo efectivo cercano al 30% se sitúa por encima de la media, según el Índice de competitividad fiscal, del “mundo desarrollado”. La presión fiscal de este tributo es un 16% superior al promedio europeo.
El tipo máximo del IRPF en España se aplica sobre rentas reducidas
El Impuesto de la Renta de las Personas Físicas es un tributo progresivo que aplica una serie de tipos impositivos en función de la renta. En España, el tipo máximo se aplica a unos niveles de ingresos más reducidos que otros países europeos. Para hacernos una idea, las rentas superiores a los 60.000 euros (base imponible)aplican un tipo máximo del 45% en España. El Índice de competitividad fiscal 2019 revela que en países como Francia o Alemania el tipo máximo, entre el 48 y 50%, se aplica en rentas superiores a 150.000 euros.
La fiscalidad del autónomo una de las cargas más pesadas junto al pago de la cuota
Los datos arrojados por el Índice de competitividad fiscal 2019 viene a legitimar las reivindicaciones de los autónomo en España que recoge el II Estudio Nacional del Autónomo (ENA) publicado por Infoautónomos y la Universidad de Granada con el apoyo de La Previsión Mallorquina de Seguros. Según el ENA, el 30,4% de los autónomos demandan mejoras en el apartado fiscal.
El primer paso para mejorar la gestión fiscal de tu negocio es contar con una asesoría fiscal online que te ayude a reducir el pago de tus impuestos.