El sudor frío te recorre el cuerpo, tienes cierto temblor, la voz se resiste a salir de tu garganta y, definitivamente, no puedes pensar con claridad. Eres algo así como una parodia de ti mismo sobre el escenario. Una versión pequeña e indefensa que se siente tan desprotegida como un naufrago en medio del océano. Y la verdad es que no eres un caso aislado: el 75% de la población tienen miedo a hablar en público.
A veces, esa ansiedad se debe a algún fracaso o incidente que nos ha ocurrido anteriormente al alzar la voz ante un auditorio. En otras ocasiones, es más un problema relacionado con nuestro carácter. Por ejemplo, las personas con una autoestima baja o demasiado exigentes con ellas mismas tienen mayor tendencia a sufrir la llamada glosofobia (miedo a hablar en público).
En cualquier caso, este problema tiene solución. Y, salvo casos aislados en los que es necesario consultar a un especialista, la clave para superar el miedo a hablar en público está en nuestras manos. Lo primero es reconocer que, como empresarios y autónomos, esa ansiedad solo supone en freno para nuestros negocios. Si ya tienes claro ese punto y estás dispuesto a enfrentarte a tu fobia, sigue estos consejos:
¿Qué consejos existen para perder el miedo a hablar en público?
Prepara bien tu discurso
Esa improvisación que tanto nos gusta cuando vemos a un profesional sobre el escenario, no es más que el fruto de una larga preparación. Si tienes que hacer una presentación, trabaja en el discurso general y, después, haz un guion con los puntos principales para que no olvides nada. Así, cuando lo hayas estudiado, serás capaz de contar una historia fluida y natural.
Otro aspecto importante son los materiales de apoyo, como presentaciones o vídeos. Por un lado, servirán al público de referencia para no perderse en tu exposición. Y, por otro lado, serán una guía que te impedirá perder el hilo.
Además, es importante que tengas en cuenta la imagen. Cuando subes al escenario no hablas solo con la voz. Tu cuerpo también dice mucho de ti. Elige un vestuario con el que te sientas cómodo y que sea acorde con la cita. ¡Ah! Y, por supuesto, gesticula.
Practica mucho
Si tuviéramos que resumir todas estas recomendaciones en una única sería esta: practica. Aunque sientas que has perdido la cabeza hablando solo, hacer la presentación una y otra vez da seguridad y ayuda mucho a corregir posibles fallos. Es más, una gran idea es grabar tu exposición y verla después. Así, podrás anotar todos tus errores y tenerlos en cuenta a la hora de la verdad.
Y, por cierto, deja de evitar hablar en público. No rechaces las oportunidades que te surjan. Todos lo hemos hecho, pero posponer el momento no sirve de nada. Intenta grabarte a fuego eso de “¡practica, practica, practica!”
Relájate
Sí, sé que decirlo es muy sencillo… Aun así, hay técnicas de relajación que funcionan muy bien antes de salir al escenario. Una de ellas son las respiraciones abdominales profundas. Otro tipo de respiración que también ayuda mucho consiste en lo siguiente:
- Tapa uno de los orificios nasales y coge aire por el otro.
- Mantén el aire dentro un poco.
- Después, presiona el orificio por el que has inspirado y suelta el aire por el que tenías tapado antes.
Sé tú mismo
Muchas veces, el problema que tenemos cuando hablamos en público es que sobreactuamos. Nos comportamos de manera extraña ante situaciones de lo más comunes. Sin embargo, lo que la audiencia valora es la naturalidad. ¿Has cometido un error? ¿Se te ha caído el micro? No te preocupes. Simplemente, pide perdón y continúa hablando como lo harías en cualquier conversación. Tus fallos pueden hacerte salir reforzado.
Conecta con la audiencia
Si lo que quieres es enamorar al público tienes que hacerle sentir. Esto es aplicable tanto a una pequeña reunión de negocios como a un gran auditorio. Es fundamental que la audiencia sienta que tienes interés en ella, así que haz preguntas para romper el hielo, comunícate con ellos.
No olvides que también debes conectar con la mirada. En este punto, el error que más frecuentemente cometemos es el de mirar a una sola persona y evaluar continuamente su comportamiento: ¿se aburre? ¿sonríe? Sin duda, es un fallo porque puede coaccionar tu presentación y ponerte aún más nervioso. Lo que tienes que hacer en su lugar es dirigir la mirada a todo el público, como un ente.
Y el bonus… ¡Confía en ti!
Si crees que puedes, serás capaz de hacerlo. No te pongas obstáculos a ti mismo.