Creó un banco que concedía pequeños préstamos, pero su objetivo no era prestar dinero. El Banco Grameen había nacido en Bangladesh para erradicar la pobreza. Si ahora te preguntase cuál es el objetivo prioritario de tu empresa, ¿qué me dirías? Seguramente, “aumentar los ingresos”. Es la respuesta más común, pero lo cierto es que el rendimiento económico no es la única vara de medir en los negocios. Para el emprendimiento social ser rentable y mejorar el mundo en el que vivimos son compatibles.
“El éxito en una empresa tradicional normalmente no tiene nada que ver con creer en las personas. Eso solo se hace cuando quieres cambiar el mundo, cuando lo que buscas es una empresa social”. Esa frase sale de boca de Mohamed Yunus, el Premio Nobel de la Paz conocido como el “banquero de los pobres”. Su Banco Grameen concede microcréditos a personas con escasos recursos económicos, que no pueden obtener financiación en las entidades de siempre.
Una empresa social no es una ONG
Muchas de las compañías que tomamos como referentes, las que cotizan en bolsa y nos sorprenden en los periódicos con cifras desorbitantes, ganan más y más a toda costa. Explotación de recursos naturales, deslocalización, sueldos ínfimos… Parece que el granito de arena social corresponde solo a las ONG y las fundaciones.
Entonces, ¿qué es exactamente el emprendimiento social?
Los emprendedores sociales son aquellos que deciden crear un negocio para mejorar la sociedad en la que vivimos. Se trata de empresas que trabajan para hacer el mundo más justo o para buscar soluciones a problemas que habitualmente quedan fuera del mercado.
Dicho así te puede sonar algo utópico. Pero es tan simple como dar un giro al modelo tradicional. El emprendimiento social cambia la forma en la que se ha concebido el mundo de los negocios hasta ahora. No es fácil de explicar, aunque la Comisión Europea apunta que una empresa social es la que cumple con estas tres características:
- Su misión social es prioritaria. Nacen con el objetivo de mejorar la sociedad en un aspecto determinado. Esto las diferencia de las compañías con una responsabilidad social corporativa bien asentada, ya que en este tipo de negocios el objetivo principal continua siendo el incremento de los ingresos.
- Son sostenibles económicamente y reinvierten sus beneficios en la causa social por la que luchan. Es decir, que se financian a sí mismas, al contrario que las ONG y las fundaciones, donde la mayor parte del capital es externo.
- Cuentan con un modelo de gobernanza corporativa democrático e inclusivo, que refleja la misión social de la empresa. Esto supone también un cambio en la gestión de los negocios.
¿Por qué crear una empresa social?
Puede que el caso de Yunus te parezca lejano, pero hay emprendedores como él en todos los ámbitos y lugares del mundo. María Almazán creó Latitude para reformular el sector de la moda; Auara nació para llevar agua potable a las zonas del planeta que más la necesitan; Koiki promueve el transporte sostenible con el objetivo de reducir las emisiones de CO2… Son solo tres ejemplos de marcas españolas que se han decidido a apostar por este tipo de emprendimiento.
Crear una empresa social puede ser una buena opción para ti si…
- Quieres solucionar un problema y hacer de este mundo un lugar más justo.
- Necesitas vivir de algo que te apasione, pero piensas que no todo es dinero.
- Prefieres disponer de capital propio para conseguir tu causa, antes que depender de subvenciones y ayudas públicas.
- Buscas que tus valores y tu trabajo estén en la misma sintonía.
¿Te animas a cambiar las cosas?